Chaco es un documental que requiere algunas informaciones previas. Danièle Incalcaterra, codirector de la película, persigue una tarea titánica: devolver a los nativos guaraníes 5000 hectáreas de bosque paraguayo que heredó de su padre, quien a su vez recibió esas tierras como una cesión del General Stroessner durante la dictadura en Paraguay. El objetivo de Incalcaterra es convertir este espacio en una reserva natural.
En su film anterior, El impenetrable, las cosas parecían encaminarse a un final feliz, el presidente Lugo había firmado un decreto que significaba luz verde para el proyecto, pero cuando él dejó el cargo todo el trámite se estancó. Incalcaterra busca la manera de retomar el avance, e incluso la visita del Papa Francisco parece representar una esperanza.
La película cuenta una historia ya empezada y termina sin una conclusión. Ver al realizador siguiendo todo como un detective es interesante, otras escenas de documental claramente armadas para la cámara no quedan tan bien y el propio director llorando por un discurso del Papa tampoco parece poseer credibilidad alguna, aun cuando sea completamente auténtica.