Dos mujeres pasan un fin de semana juntas cerca del mar. Una de ellas está a punto de regresar a Argentina y la sensación de despedida está en cada cosa. Con esta mínima historia de una separación entre dos personajes, la película se lanza hacia un viaje por el mar que es todo lo que finalmente importa en la narración.
Cuando busca construir personajes, no aporta nada, ni emociona, ni construye una historia. Pero cuando se dedica a contemplar paisajes de mar y tierra consigue algunos momentos sublimes. Cercana a ciertos films de Werner Herzog o Abbas Kiarostami, Drift decide hacer pie en sus dos protagonistas y termina perdiendo la grandeza del cine contemplativo. Aun así, posee algunas imágenes inolvidables.