El reconocido y millonario novelista Harlan Thrombey (Christopher Plummer) es encontrado muerto después de la celebración de su cumpleaños. Un excéntrico y minucioso Detective, Benoit Blanc (Daniel Craig), ha sido contratado para hacer la investigación del caso. ¿Quién mató a Thrombey? Todos los integrantes de su familia y también sus empleados podrían ser sospechosos. A medida que avanza la trama se van viendo las cuentas pendientes y los intereses creados de cada uno de ellos. El viejo escritor no tenía una buena relación con sus familiares.
Sin embargo, la figura clave de toda la historia será Marta Cabrera (Ana de Armas) la enfermera de Harlan Thrombey. Menospreciada por la familia, con un gran secreto por confesar, ella estará en riesgo si acaso pone en duda el destino final de gigantesca herencia. La película insiste, tal vez demasiado, en la idea de que esta joven de nombre latino (pero no por eso nacida fuera de Estados Unidos como se menciona muchas veces) puede que sea más noble que aristocrática familia Thrombey.
Claro que se trata un Whodunit tradicional, incluyendo al raro detective. La pregunta ¿Quién lo ha hecho? (Who’s done it?) sintetiza todo el chiste y el entretenimiento de la historia. Aun con sus bajadas de líneas, la idea es parecer una novela de Agatha Christie o Arthur Conan Doyle, aunque en un tono más bien tosco y bastante grotesco. Algunas actuaciones del enorme elenco (en el también están Jamie Lee Curtis, Don Johnson y Chris Evans, entre otros) son sobrias, pero otras son verdaderamente una vergüenza. El rol más ridículo se lo lleva Daniel Craig, que parece tan preocupado por dejar atrás a James Bond que elige ser todo lo contrario a la elegancia, la sutileza y la actuación clásica. Su sueño de ser un actor versátil no se concreta aquí.
El resto es una historia ingeniosa pero a la vez demasiado conocida, donde el director busca, una y otra vez, guiños que muestren que domina el material y a la vez que su talento está muy por encima de él. Donde podría brillar el mecanismo de relojería de un guión y un elenco impecable, Rian Johnson vuelve a querer lucirse mostrándose más que la película. Esa parece ser su marca de fábrica, y a decir verdad es muy mala.