Cine Argentino

Lobos

De: Rodolfo Durán

Uno de los géneros más tradicionales del cine argentino es el policial, siendo uno de los pocos que atraviesa la totalidad de la historia de nuestro cine. Lobos se inscribe en la larga lista de policiales argentinos que, tal vez por esa larga tradición, tienen un piso de solidez mayor que otros géneros. Aunque la película no cumpla del todo con lo que se propone, al menos queda claro que su director conoce las reglas del género, en particular del policial negro, y sabe qué clase de personajes tiene. Una familia de delincuentes del sur del Gran Buenos Aires está en el centro de la trama de Lobos. El patriarca es un hombre de sesenta años interpretado magistralmente por Daniel Fanego, a esta altura experto en personajes siniestros. Está su yerno, que representa una variable más joven y, como no puede faltar, se suma un personaje más joven e impulsivo que ha salido de la cárcel y que desde el vamos es una bomba de tiempo. La contraparte es el hijo de Fanego, interpretado por Luciano Cáceres, quien no quiere formar parte de la banda y trabaja de guardia de seguridad. Obviamente todas las historias se mezclarán cuando la familia entre en disputa con los pesos pesados de la zona.

La historia respeta códigos y estilos del policial, mantiene interés y resulta por momentos atrapante, pero tal vez el problema es el desenlace, donde no se logra la efectividad dramática o narrativa acorde a todas las promesas del comienzo. Dentro de un cine más industrial, una película así tal vez tendría ese toque extra, dentro del cine argentino parece que ese pulido que cierra el film no se concreta. Su respeto por el género igual le permite una dignidad y un espíritu que vale la pena destacar.