El cine argentino de género ya no necesita más felicitaciones. La época en la cual una película nacional que trabajaba un género era una rareza ya quedó atrás. Ahora podemos abandonar la indulgencia y evaluar a las películas en sí mismas. 10 palomas cuenta la historia de Félix, un atormentado detective de la policía que está al borde de cumplir cuarenta años. Ahora debe resolver un complicado caso que estremece al Poder Judicial de la Nación y a la opinión pública. Hay un asesino serial que se dedica a matar personas importantes del poder judicial. Los cadáveres aparecen castrados y rodeados de palomas muertas.
La directora Tamae Garateguy ha dado muestras sobradas de talento para dirigir y su especialización en los géneros. Este policial negro tiene clima, ideas y hallazgos visuales. Pero la directora es capaz de mostrar más su estilo visual en exteriores abiertos que en estos espacios claustrofóbicos. Lo mejor de la película está en el uso de exteriores y en el plano leit motiv del protagonista recorriendo la ciudad en moto. Pero la trama policial no está a la altura de la parte visual. Aunque sea la excusa para hablar de otros temas, el previsible cierre de la historia resulta muy pobre y apaga cualquier interés que pudiera haber creado previamente.