EL ÚLTIMO MOSQUETERO
Slumdog Millonaire es una película británica y norteamericana filmada en la India. Su director, Danny Boyle es un cineasta inglés que comenzó filmando en Escocia y el protagonista del film, de ascendencia india, es nacido en Londres. Está distribuida por Fox Searchlight, sección independiente de Fox. Todo esto, que no es ninguna novedad, es para explicar que lejos de cualquier encasillamiento, las películas se terminan imponiendo por sus propios méritos y que hoy por hoy son los prejuicios de los espectadores los que muchas veces limitan el disfrute del cine. Slumdog Millonaire es esa clase de película que produce euforia en los espectadores, y que, lejos de cualquier simplificación, logra saltar todas las barreras. Pero también es un film que se expone a ser ignorado por no tener estrellas en su cast, o por ser demasiado divertido, o por tener aquellas cosas que algunos dicen odiar del cine comercial. Pero Danny Boyle hace, por encima de todo esto, un film de un romanticismo y una ética poderosos. Boyle se caracteriza, desde su debut en 1995, por hacer películas ingeniosas y originales, pero que no por eso son superficiales o banales. Tumba al ras de la tierra y Trainspotting son el mejor ejemplo de ello. Pero otros films, como Vidas sin reglas, La playa y Exterminio son buena prueba de que Boyle tiene una cosmovisión, una mirada del mundo que expresa en cada uno de sus films. Slumdog Millonaire cuenta la historia de un joven que compite en un programa de televisión llamado ¿Quien quiere ser millonario? en su versión de la India. Cada pregunta se conecta con algún evento de su terrible vida marginal y su durísimo camino para sobrevivir en las peores condiciones. Debido a su falta de educación, se sospecha que está haciendo trampa. De aquello que podría ser un film irrelevante, Boyle arma una de las más originales y a la vez inteligentes películas de estos años. El héroe del film no tiene nada en el mundo, excepto a su hermano y a la niña que ama desde su infancia. Juntos se llaman Los Mosqueteros y aunque la vida dista mucho de la moral heroica del joven Jamal, sus aventuras son tan espectaculares como movilizadoras. Boyle despliega con virtuosismo visual una mirada sobre la marginalidad, sobre la dureza de la infancia en ese ámbito. Y cuenta una historia acerca del destino, pero también de las recompensas y una justicia poética que al noble Jamal le llega a la hora de concursar. A no dejarse engañar porque la película es divertida y sorprendente, Slumdog Millonaire tiene muy claro lo que tiene para decir y cómo decirlo, y si su final es tan emocionante no es por ningún triunfalismo, sino por exactamente todo lo contrario. Danny Boyle se da el lujo de hacer una película ética y noble, de conmover con herramientas lícitas, renunciando a cualquier forma de cinismo o ironía. Por eso la última pregunta es, necesariamente, una pregunta relacionada con un romanticismo del siglo XIX, exactamente igual al de aquellos que hoy creen en esos valores inmortales que habitan en el corazón de cada héroe.