Las películas de terror son como los restaurantes en los barrios que están de moda. Cada uno nuevo que se abre, lo hace con la esperanza de instalar una presencia que haga la diferencia y que, si realmente hay suerte, convertirse en el primero de una franquicia. El bufón (The Jester, Estados Unidos, 2023) muestra de forma demasiado obvia esa desesperación por convertirse en el nuevo espacio a seguir. El personaje demuestra en la escena inicial su capacidad destructiva al mismo tiempo que expone todas las limitaciones de la idea. El bufón está basada en el cortometraje del mismo nombre que ojalá nunca tengamos que ver. La historia se centra en dos medias hermanas separadas, Jocelyn (Delaney White) y Emma (Lelia Symington), quienes tras la repentina muerte de su padre se encuentran lidiando con una misteriosa entidad maligna que va por ellas y quienes las rodean durante Halloween. La lucha contra el misterioso personaje de máscara siniestra y traje naranja, convive con las propias cuentas pendientes dentro de la familia, lo que las vuelve vulnerable al tiempo que tal vez pueda ser su única salvación posible. La película muestra en su inicio un costado fantástico carente de realismo que diluye todo el terror que el personaje puede provocar. Aunque tendrá sus momentos, en general la fantasía tiende más a generar indiferencia que miedo y rompe toda la magia del personaje. Su parecido con otros nombres del género, en particular con Art The Clown de las películas de Terrifier es demasiado evidente pero no llega ni por asomo a producir ni el terror ni el shock del personaje creado por Damien Leone. Para lograr cautivar a los espectadores se necesita talento, originalidad, respeto por el género y, por encima de todo eso, transmitir la sensación de que se ha creado un personaje que convence a su autor. Nada de eso aparece acá y la película falla de forma rotunda.