Peliculas

A PRUEBA DE MUERTE

De: Quentin Tarantino

ES Y SE HACE

Si no fueran muchas las voces que ponderan a Quentin Tarantino como uno de los más grandes cineastas del cine actual, sería muy sencillo ignorar su filmografía por irrelevante y banal. Si se han escrito docenas de libros sobre su persona y su filmografía de tan solo ¿cinco? largometrajes (algunos de ellos, incluso, publicados cuando recién había dirigido dos películas), está claro que el realizador despierta algún tipo de interés extremo o fanatismo instantáneo, un fenómeno que no será objeto de análisis aquí. A prueba de muerte es un film que recupera el espíritu exploitation y lo recrea con un estilo irritante, que ya analizamos cuando hablamos sobre el film complementario a éste, y a cuya crítica remitimos para no insistir sobre la explicación del estilo. Evitemos también enumerar las citas que el film tiene, que son demasiadas e inútiles. Pero algo de la idea general del film de Tarantino lo acerca a Russ Meyer, cineasta de culto del sexploitation. No es Russ Meyer un cineasta que merezca figurar entre lo peor del cine mundial, pero difícilmente pueda considerarse entre lo más notable. Quentin Tarantino, un cineasta que de quien podría afirmarse sin ánimo de exagerar que carece de personalidad autoral, toma esta vez algunos elementos de Meyer. Como si se tratase de una especie de camaleón cinematográfico, Tarantino se pierde en imitaciones, homenajes, plagios y citas que podrán ser para algunos muy divertidas e ingeniosas, pero que si uno tiene un mínimo de exigencia y respeto por la creatividad, debe admitir que no significan nada. De las películas de Russ Meyer (Faster, Pussycat! Kill! Kill! , 1965 es la mejor) se puede decir que tienen ideas visuales, una ideología compleja y ambigua, una osadía por momentos saludable y, en definitiva, un estilo propio, que uno puede reconocer fácilmente. De Tarantino no se puede decir lo mismo, ya que hace de la demagogia y de la autoindulgencia un estilo al buscar una complicidad estudiantil necia, que sólo pretende acercar un público acorde a eso. Decir que se trata de un buen cineasta es realmente discutible, considerarlo uno de los grandes maestros sólo puede ser producto de la ignorancia, ya que el arte cinematográfico, tan variado y rico, es capaz de ofrecer obras que están a una distancia abismal de estos chistes de hora y media.
En A prueba de muerte, el film en cuestión, Tarantino cuenta la historia de un asesino despiadado y sádico que acostumbra usar su auto como máquina de matar. La película cuenta la venganza femenina – un subgénero del i>exploitation – contra ese asesino. Sexo y violencia tomados como elementos de morbo equivalentes (y curiosamente explotando mucho más lo segundo que lo primero) construyen esta película lamentable no sólo por su superficialidad, sino por el consciente festejo de la estupidez que la narración hace. Quienes soporten las truculentas escenas -filmadas con una dedicación para nada pudorosa- no tendrán recompensa alguna; y si acaso Tarantino logra algo de genuina tensión hacia el final, lo cierto es que se trata de un ejercicio sin sustento alguno. Citar a los grandes cineastas para analizar un estreno, tal vez sea un poco injusto. No hay que comparar A prueba de muerte con los grandes maestros del pasado o los del presente para decir que es una película mala. A prueba de muerte es una película hecha por un cineasta sin universo, sin ideas del mundo, sin una sola opinión o concepto propio. Una obra de una superficialidad tal que invita a la irritación y al enojo, pero que, para ser sinceros, si no tuviera la firma de este director tan famoso, la pasaríamos por alto como haríamos con cualquier película completamente menor.