Furiosa: de la saga de Max (Furiosa: A Mad Max Saga, Australia/Estados Unidos, 2024) es la peor película de todas las que se han hecho de Mad Max, todas ellas dirigidas por George Miller. Es la segunda de lo que se supone será esta nueva trilogía y la primera donde el personaje de Max no es el protagonista. Aunque Mad Max: Fury Road (2015) fue muy recibida y de alguna forma recibió el reconocimiento que los primeros dos títulos merecían, esta precuela rompe con una de las reglas de oro de la saga y se entrega de forma aberrante a los efectos digitales.
Aunque está hecha en el 2024, las animaciones digitales que la película posee son difíciles de tolerar. Vehículos que parecen de dibujos animados y hasta escenas que antes se hacían con dobles de riesgo y ahora parecen un videojuego de segunda. Es preferible no poner esas escenas antes de hacer semejante papelón. Pero el mundo ya le ha dicho que sí a George Miller y cuesta hacerse cargo de la realidad: esta vez el resultado es muy mediocre. Hasta la promesa de la protagonista, la mismísima Furiosa del título, tiene un engaño, Anya Taylor Joy aparece de rostro y cuerpo recién a mitad de la película. Hasta el cuerpo de la actriz es trucado en algunos pasajes, logrando un efecto directamente cómico. Nunca Mad Max había caído en el ridículo, pero esta vez lo hizo y lo hizo a lo grande.
Una nariz con un villano pegado a ella complica más el tomarse en serio el espectáculo. Alguien creyó que
Chris Hemsworth era demasiado agradable al ojo humano y decidió colocarle una nariz que le queda mal y todo el tiempo nos hace pensar en una nariz ridícula. Como le pasaba al agente Austin Powers en la tercera entrega de su trilogía, no podemos dejar de pensar en esa nariz. Powers se encontraba frente a un personaje con un lunar enorme y no podía dejar de mencionarlo. En Furiosa solo cuando se va de la escena podemos descansar del martirio. Y hablando de partes del cuerpo, también nos distrae ver a la protagonista con dos brazos y sólo esperamos el momento en el cual ella pierda uno de ellos. También está Elsa Pataky, esposa de Chris Hemsworth, que ha realizado no uno, sino dos pequeños papeles irrelevantes en los cuales ella sabe como ingeniarselas para demostrarnos que puede actuar mal por partida doble.
Pero no todas son malas noticias. La película tiene varios momentos de acción atractivos y bien ejecutados. También vuelve sobre las persecuciones en movimiento al estilo La diligencia (1939) de John Ford, que ha sido inspiración para George Miller desde hace años. Ninguno de los actores principales parece haber nacido para el papel y Anya Taylor-Joy no puede, incluso con su carisma y talento, ser creíble como Furiosa. A diferencia de Charlize Theron, ella no transmite fortaleza física y todo se ve muy falso. La película, que amenaza con ser una alegoría de algún tipo, decide bajar a diálogos algunas ideas sobre el mundo. Todo el discurso ocurre al final, donde al largometraje le quedan veinte minutos innecesarios. A pesar de toda la acción mencionada, Furiosa: de la saga de Mad Max, es un paso en falso dentro de una franquicia que hasta aquí había funcionado muy bien.