Detonantes entra a Netflix, alcanza el primer puesto, consigue que la gente le preste un poco de atención y luego pasa a un olvido casi instantáneo. Imposible en la actualidad que una película así se aloje en la memoria. Un cine de acción viejo pero no clásico, una clase de película que con suerte podría haber encontrado un hueco en la cartelera de los cines décadas atrás para explotar el momento de fama que tuvo su protagonista, Jessica Alba. Su rol de comandante de Fuerzas Especiales, brillante y experta en combate, no termina de convencer en ningún momento. Su papel, el de alguien que vuelve al pueblo que la vio crecer para descubrir una conspiración, no capta demasiado interés porque ella no alcanza la credibilidad mínima que una película así requiere. Actores de madera han podido cumplir con estos proyectos, pero a Jessica Alba se le va de las manos. La directora no ayuda en nada y el guión, nadie se sorprenderá por esto, es una acumulación de tópicos conocidos. Nadie pide originalidad, pero sí un poco de energía para que la historia enganche. Detonantes es tan poco memorable que incluso al mirarla uno se pregunta qué está haciendo ahí.