Un asunto familiar (A Family Affair, Estados Unidos, 2024) es una comedia con romance, sexo y disputas entre madre hija. Empieza como si fuera El diablo viste a la moda, con la joven Zara (Joey King) trabajando de asistente de la insufrible superestrella Chris Cole (Zac Efron). Zara conoce todos los trucos de Chris en el amor y como cambia de pareja como quien cambia de camisa. Pero la situación se complica cuando el actor conoce a Brooke Harwood (Nicole Kidman), la madre de Zara y entre ambos surge el romance. Brooke arrastra aún el duelo por su marido muerto años atrás y un bloqueo como escritora cuyo final no se vislumbra. La comedia de enredos empieza entonces cuando la joven debe lidiar con la relación entre su jefe y su madre al mismo tiempo que se cuestiona su propio futuro laboral y personal.
La película está dirigida por Richard LaGravenese, responsable de guiones como Pescador de ilusiones, La princesita, Los puentes de Madison y El espejo tiene dos caras, entre otros. Pero su trayectoria como guionista no encuentra un paralelo en su carrera como director. El trío protagónico, al que hay que sumarle a Kathy Bates como la madre de Brooke y abuela de Zara, podrá tener grandes nombres, pero nada pueden hacer con una historia cuya gracia se termina pronto y que poco tiene para aportar sobre estos temas. La única novedad, tal vez, es que las historias familiares ya no son de padres aceptando los romances de sus hijos, sino los hijos intentando aceptar los amores de sus padres. Pero con esa única pequeña diferencia no se construye una película. Nicole Kidman ya no tiene rostro para la comedia, porque su expresividad se ha reducido a una gestualidad mínima, por momentos irreconocible. Si sufre o si es feliz, no hay manera de averiguarlo en su actuación.