El Pampero cine es una productora fundada en el año 2002. La conforman Mariano Llinás, Laura, Alejo Moguilansky y Agustín Mendilaharzu. Han producido dos docenas de films desde que fue creada y convive con la renovación del cine argentino ocurrida en el último lustro del siglo XX. Desde la forma en que se producen estos films hasta la manera en la que se exhiben, queda en claro que son algo diferente al resto de la producción nacional. Trenque Lauquen, dirigida por Laura Citarella, es la confirmación de este cine independiente, atrevido y original. El Pampero cine tiene muchos elementos de enorme valor, pero lo que convierte a sus películas en joyas imprescindibles del cine argentino y mundial, es su vocación arrolladora por contar historias. Marlene Dietrich decía que cada día que trabajaba con Orson Welles se sentía como una planta que acaba de ser regada. Los largometrajes de El Pampero cine le levanta el ánimo a cualquiera que esté interesado en conocer historias, les abre el apetito a los espectadores enamorados de las narraciones. Como si fuera Las mil y una noches del cine, cada una de sus películas atrapa, enamora y estimula a quien se quiera sentar a que le cuenten, una historia tras otra o muchas historias dentro de una misma narración. El amor por las historias es también en parte el amor por el cine. Aunque no son films de difusión masiva, no son pocos los espectadores que los han visto. Una película a la vez, El Pampero cine va armando su lugar dentro de la historia del cine. Imposible no conectar con estos largometrajes una vez que se entra en este universo. Trenque Lauquen no es una excepción, sino que definitivamente es la confirmación completa de todo lo mencionado hasta acá.
Una mujer ha desaparecido, dos hombres salen a buscarla. ¿Qué relación tienen estos dos hombres con Laura, la mujer en cuestión? La historia de ambos con ella es personal, pero la búsqueda es compartida. A partir de allí, la directora Laura Citarella empieza a construir una serie de relatos, sub historias y ramificaciones que van armando el habitual juego narrativo de El Pampero cine. Laura Paredes, la actriz central, es también la guionista, junto con la directora. No solo se multiplicarán las historias, también los géneros. La palabra forasteros aparece en los primeros minutos, Laura es mencionada como una forastera. ¿Es un western como The Searchers con dos protagonistas que por distintos motivos buscan a una mujer? ¿O es Laura una forastera en general, no perteneciente a ningún espacio en particular? La película podría ser también un policial, porque es la búsqueda de una persona misteriosamente desaparecida. También tiene historias de amor, algo de humor y un misterio cercano a los fantástico. ¿O es, para resumirlo todo en un único gran género, una película de aventuras? El Pampero cine se especializa en el concepto más puro del término aventura. Pero Laura Citarella no sólo cumple con la definición pura de la aventura, sino que parece emparentarse sin miedo en La aventura (1960) la película de Michelangelo Antonioni, dónde una mujer desaparece sin dejar rastros. Trenque Lauquen es eso: el término medio entre el cine de género y el cine intelectual de autor.
Pero Trenque Lauquen es mucho más que ese gran comienzo. A la historia inicial se le van a sumar otras, dentro de la historia central. Habrá saltos temporales y las mismas escenas contadas desde diferentes puntos de vista. Aparecerán personajes sorprendentes y se descubrirán relatos escondidos. ¿Cómo hacer cine de aventuras en el siglo XXI? El Pampero cine en general lo ha respondido y esta película lo confirma. La protagonista es una exploradora, una aventurera capaz de encontrar mundos nuevos y desconocidos, del presente pero también del pasado. Lady Godiva y Aleksandra Kolontái, dos personajes reales cuyas historias forman parte de la película. También están Carmen Zuna, una misteriosa maestra y Elisa Esperanza, cuya historia es la más sorprendente de toda la película. Hay misterio en Trenque Lauquen, hay espacio para maravillarse, hay ambigüedad, hay curiosidad y ganas de contar historias hasta perderse en ellas. “Sentía que quería estar con ellas. Quería ser ellas. Yo era ellas” dice Laura fascinada por las dos mujeres que ha conocido. Algo de lo que producen también las historias de Trenque Lauquen: Queremos estar con esas historias, queremos ser esas historias, somos esas historias. Una fascinación genuina y definitiva por el arte de narrar.