Cine Clasico

El chico en la burbuja de plástico

De: Randal Kleiser

Hay películas que hemos visto en cine y se han grabado en nuestra memoria para siempre, pero también hay telefilms cuyo impacto ha sido imborrable. Durante décadas, el telefilm fue una categoría menor en comparación con los títulos que llegaban a las salas, pero su masividad producía que mucha gente al mismo tiempo, en una única pasada por televisión, lo viera. Por tal motivo hay algunas películas hechas para televisión que fueron tema de conversación cuando se estrenaban y cada vez que se volvían a pasar. El chico en la burbuja de plástico (The Boy in the Plastic Bubble, 1976) es uno de esos largometrajes que dejaron su huella. En particular en niños y adolescentes, muy vulnerables a la historia que la película contaba.

El chico en la burbuja de plástico cuenta la historia de un matrimonio, Gina (Diana Hyland) y Johnny Lubitch (Robert Reed), que luego de varios embarazos perdidos y la muerte de su primer hijo, consiguen finalmente tener un hijo. Son felices frente al nacimiento de Tod, pero pronto su médico, el doctor Gunther (el legendario Ralph Bellamy) les informa que el bebé tiene el mismo problema que el hijo anterior: No tiene sistema inmune y solo puede sobrevivir si es encerrado en un espacio completamente cerrado con un sistema de aireación especial para que no entren gérmenes. Aunque en la infancia el chico es criado dentro de la casa, la llegada de la adolescencia trae el deseo de Tod (John Travolta) de interactuar con el exterior. Por un lado encontrando la manera de que estudie con otros alumnos, y por el otro empezando una amistad con su vecina Gina (Glynnis O’Connor) que le ha fascinado desde siempre.

El director de la película es Randal Kleiser, quién empezaría realmente una carrera destacada a partir de acá. Sus películas más destacadas son Grease (1978), La laguna azul (1980) y Colmillo blanco (1991). Para John Travolta el año 1976 fue el que comenzó el cambio. Realizó esta película y también Carrie, aunque en un rol secundario. En 1977 llegaría Fiebre de sábado por la noche y el estrellato sería total. Acá muestra ese carisma propio de los destinados a llegar lejos.  El resto del elenco es correcto y previsible, aunque es llamativo para los amantes de la televisión a Robert Reed, recordado por siempre por ser el padre en la serie La tribu Brady una década atrás. Diana Hyland, por otro lado, recibió un Emmy póstumo por su rol de madre. Curiosamente, Diana en aquel momento tuvo un romance con John Travolta y estuvieron juntos cuando ella enfermó de forma veloz y falleció de cáncer a los 41 años en 1977. Travolta la acompañó hasta el final. En la película también aparece el astronauta Buzz Aldrin haciendo de sí mismo y charlando con Tod.

El chico en la burbuja de plástico tuvo gran repercusión en su momento, demostrando el ojo comercial de sus dos renombrados productores Aaron Spelling y Leonard Goldberg. También incluía una canción interpretada por Paul Williams, para demostrar que un proyecto hecho para pasar desapercibidos. Aunque la historia es inventada se inspira en dos casos reales, la de los niños David Vetter y Ted DeVita, el primero de los cuales criticó la verosimilitud del film. Es cierto que se notan varias inconsistencias en la trama y que todo está plagado de los lugares conocidos del mundo de las secundarias, pero incluso en sus espacios más obvios, la película se las ingenia para ser memorable. La habitación donde vive Tod, las diferentes formas de llevarlo fuera del hogar, el contacto con sus padres y su vecina a través del plástico y con guantes, son todos detalles muy intensos difíciles de olvidar. Tampoco dejará indiferente a nadie el ambiguo final, algo que le da a la película un tono agridulce y angustiante, al mismo tiempo que produce algo de felicidad.