EL ORIGEN
Quienes amamos el cine argentino hemos visto siempre con tristeza la forma en que la historia del cine nacional es olvidada y condenada a su desaparición por la falta de cuidado del patrimonio cinematográfico de nuestro país. Año tras años repetimos que la casi totalidad del llamado cine mudo y prácticamente la mitad del cine clásico se ha perdido para siempre y de forma irremediable. Este discurso, dicho una y otra vez, parece no haber afectado mucho a los distintos gobiernos de turno, a los espectadores y a los críticos en general que han permanecido bastante indiferentes frente a la situación. Sin embargo, muy lentamente, se ha empezado a tomar algo de conciencia y, aunque aun falte mucho recorrido por realizar aún, ya han comenzado a surgir algunas buenas noticias. Dentro de ese marco, una de las más interesantes en lo que a edición en DVD se refiere es la aparición de esta caja llamada Colección Mosaico Criollo, un trío de DVDs que contiene una incomparable colección de largometrajes, cortometrajes y noticieros, que forma parte del período silente de la historia del cine realizado en la República Argentina y, por supuesto, Mosaico Criollo, un cortometraje con sonido anterior a 1933, fecha oficial del inicio del cine sonoro en nuestro país. Algo parecería estar cambiando para bien, el trabajo de verdaderos cruzados del cine nacional ha tenido eco positivo en la coyuntura política actual. Recordemos que también ha sido aprobada recientemente la ley para la creación de la cinemateca nacional elemento imprescindible de esta búsqueda por cuidar nuestro patrimonio fílmico-, y se creó un canal del INCAA, dedicado a pasar el cine argentino de todos los tiempos. Producir cine pero no crear espacios para su exhibición, permanencia y conservación es un sinsentido, y, sin embargo, es lo que ha venido ocurriendo hasta hace muy poco. La edición de Colección Mosaico Criollo está producida en colaboración por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, y no tiene precedentes en la edición en DVD local. Es el resultado de un arduo trabajo que desde hace años vienen realizando dos de los mayores especialistas argentinos en preservación cinematográfica: Paula Félix-Didier, la actual directora del Museo del Cine, y Fernando Martín Peña, programador del cine del Malba y cofundador de la Filmoteca Buenos Aires.
El listado de títulos es apasionante para los cinéfilos y los historiadores, pero también lo es para cualquier espectador. Ver imágenes de nuestro país que van desde 1899 a 1932 tiene un valor que excede la experiencia de cada una de las narraciones en sí misma. Y no sólo en lo que a los documentales se refiere, sino a las ficciones, que sin quererlo también delatan elementos de la época en que fueron realizadas. La colección contiene tres DVDs y una decena de films que están muy bien acompañados por un pequeño libro que explica cada una de las mismas. La restauración de los films pone en evidencia un trabajo serio y digno de imitar, que ojalá no se detenga con esta experiencia.
Hay que decir que en esta colección, todas son rarezas, sin excepción. El último malón (1917), del Dr. Alcides Greca, que en sí mismo sirve para hacer todo un estudio de la narración cinematográfica nacional, realiza a la vez un interesante juego de modernidad y clasicismo en su presentación con el propio Greca y una declaración de principios acerca de los objetivos de su película. Otro pequeño gran hallazgo es el de poder disfrutar de los virados originales del film, que han sido recreados para esta edición. Asimismo es interesante este film para marcar el vínculo entre ficción y documental de nuestra cinematografía, así como también las ambiguas y oscuras relaciones entre el cine histórico y la coyuntura política en la fue realizado. Aunque suene exagerado, las líneas de muchos films posteriores del cine argentino están anunciadas en El último malón. En el infierno del Chaco (1932), de Roque Funes, es el único documental disponible que existe sobre la denominada Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay a comienzos de la década del 30. Impresionante documental lleno de secuencias inolvidables e ideas de puesta en escena sorprendentes. La mosca y sus peligros (1920) es un documental que haría la delicia de un realizador como David Cronenberg si viera semejante descripción del famoso insecto. Su función de film educativo no le impidió, a su vez, convertirse en una película digna de una pesadilla. Las escenas de Operaciones del Dr. Posadas (1899-1900), en las que el pionero del cine argentino Eugenio Py hizo la cámara, son, como bien lo indica su nombre, verdaderas operaciones quirúrgicas realizadas en aquellos años. El material es imprescindible para cualquiera que se dedique a la medicina y apasionante e inquietante para los espectadores en general. Si alguien se preguntaba cómo se hacían operaciones hace ciento diez años atrás, este cortometraje lo contesta. A propósito de esto, en En el infierno del Chaco se puede ver cómo cosen a un herido de guerra, en un primer plano de una cámara puesta sobre la improvisada mesa de operaciones. Por aquellos años queda claro que la posibilidad de ver tales imágenes se sobreponía al posible shock de contemplarlas. Mi alazán tostao (1923), de Nelo Cosimi, es una combinación de melodrama y western, sin pertenecer estrictamente a ambos géneros. Posible herencia del clásico, Nobleza gaucha (1915), el film protagonizado por el propio Cosimi, incluye como detalle simpático a un villano al que se lo define como carancho porque espera sus presas. También de Nelo Cosimi es La quena de la muerte (1929), otro film melodramático que cuenta en su elenco con Floren Delbene, quien luego se convertiría en estrella del cine sonoro. El film, a pesar de transcurrir en un ambiente alejado de la ciudad, cuenta también con algunos bellos planos documentales del Buenos Aires de aquellos años. El punto más alto de esta colección es Hasta después de muerta (1916) de Eduardo Martínez de la Pera, Ernesto Gunche y Florencio Parravicini. Los creadores de Nobleza gaucha convocaron a Parra, estrella teatral que aprendería junto a ellos el lenguaje del cine. Aparecen también en la cinta Enrique Serrano y, en papeles de niños, Pedro Quartucci y Julio Saraceni. El trabajo narrativo de los realizadores es notable y la película funciona tanto en la intensidad de absoluto melodrama como en sus maravillosos momentos de humor, donde como es obvio, Parravicini hace gala de su talento. Emocionante, bien narrada y con un final brillante, Hasta después de muerta es una de las primeras obras maestras de la historia del cine argentino. La vuelta al bulín (1926), de José Agustín Ferreyra. El Negro Ferreyra, como ya todos los conocen, también llamado el Evaristo Carriego del cine, es considerado el primer autor de la historia del cine argentino. Sus films tenían inquietudes en común, temáticas y universos afines. Aquí, en este cortometraje totalmente tanguero, Ferreyra ensaya una insólita forma de comedia que combina el universo del realizador mientras se divierte con los lugares comunes y estereotipos del machismo argentino.
Mosaico Criollo (1929), de Eleuterio Iribarren, título de la colección, es un cortometraje dividido en cuatro actos que no son otra cosa más que cuatro números musicales. La maravilla consiste en que como tiene sonido, se convierte entonces en el primer film sonoro que se conserva. Su recuperación es todo un hallazgo, y la fantástica interpretación de Anita Palmero del tango Botarate es el cierre perfecto de esta joya hoy rescatada del olvido.
La colección incluye también dos ediciones del Film Revista Valle (1926 y 1931, respectivamente) producido por Cinematografía Valle. En uno de ellos se puede ver: una caza del zorro, figuras de la política, simples turistas de vacaciones, o imágenes del Delta. Sin duda las imágenes de estos sencillos pero muy bien filmados documentos recuperan con los años su interés original. Siempre hay que recordar que en esa época no existía la televisión, por lo que ver un noticiero de cine era la única manera de ver imágenes en movimiento. Pero no sólo el Film Revista Valle aparece en esta colección. La legendaria casa Lepage, hogar del nacimiento del cine argentino, también puede ser admirada con sus Actualidades argentinas, el noticiero cinematográfico de Lepage realizado por Max Glücksmann en 1913.
Para quienes estudiamos el cine argentino y damos clases sobre el mismo, este material es el mejor que se pueda ver y su valor es inestimable. Un verdadero disfrute para conocer a fondo nuestra cinematografía y nuestra propia historia. Pero esta extraordinaria colección vas más allá. Las imágenes de estos films del cine argentino son un registro de cómo el cine argentino fue cobrando forma, a la vez de que describen rostros de aquellos años y permiten observarnos a nosotros en un pasado hoy bastante remoto y del cual, lamentablemente, no había demasiados registros. Esas figuras que vemos en la pantalla son tanto nuestro patrimonio cultural como nuestros antepasados. Es por ello que esta colección de cine adquiere un interés extra frente al cual, nadie debería quedar indiferente.