PROBLEMAS CONCRETOS
El ruido del material cuando es vuelto escombros por causa de una maza, de una topadora, cuando cae sobre lo que ya ha sido arrasado. Esto es lo que de manera sutil escuchamos, mezclado en la música, durante los primeros minutos de AU3 (Autopista Central) mientras vemos los lugares que, más tarde sabremos, eran parte del recorrido de la autopista. Luego, en esos espacios aparecen personas. Algunos parecen ser los que habitan esos edificios, van y vienen llevando sus cosas; otros, de traje, también van y vienen y a veces intentan dialogar con los otros, aunque aún no sabemos de qué. Esta delicada síntesis manifiesta la mirada (y el oído) que Alejandro Hartmann tendrá sobre el problema que ocasionó en las personas de la ciudad de Buenos Aires el plan de una autopista que nunca se concretó. ¿Por qué es una mirada delicada, atenta y respetuosa? Porque esos ruidos de materiales revueltos que emergían de la banda sonora vuelven, pero ahora en primer plano, acompañados por imágenes de esas mazas, topadoras, piedras, escombros que antes solo imaginábamos. Y en el medio de esa demolición: las personas, los de traje, ahora identificados como funcionarios del gobierno de la ciudad; los que pierden el lugar que antes habían ocupado; los que deben abandonar la vivienda que adquirieron sus padres antes de nacer y en la que crecieron; los que han comprado una casa y están rodeados de terrenos ocupados; y los vecinos de Belgrano R que velan por la calidad del barrio y no ven demasiado bien ni a los ocupantes ni a cualquier nuevo dueño que coloque techitos en su casa o una reja que rompa la armonía del lugar. El problema es el mismo para todos: esos materiales aunados en esa estructura monumental que hubiera sido la autopista. Cemento, azulejos, los grifos del baño, una carpeta de análisis perdida, una planta, todo se acumula en la película y es, o fue, arrasado por las demoliciones.
AU3 (Autopista Central) propone ese diálogo entre los escombros. Los testimonios siempre giran alredor de lo perdido: lo material. Si bien aparecen los propietarios versus los ocupantes, el director no toma partido y se abstiene de juzgar a los ocupas, así como tampoco lo hace con la señora paqueta de Belgrano R o el propietario que compró el terreno y ahora no goza de la mejor vista; por el contrario, los hace convivir para que los espectadores construyan el diálogo ausente en las audiencias de la Legislatura, entre los funcionarios y las personas, en el momento del desalojo y durante todo el caso.
El hallazgo de este documental reside en aquella delicadeza mencionada anteriormente. Se le podría reclamar una apertura, un salir de problemas inscriptos en una ética del móvil (para el gobierno: resolverles el problema de la vivienda a los ocupas con subsidios, así pueden desalojar y disponer de los lugares; para los ocupas, dónde ir; para los otros, quedarse ocupando; para los vecinos de Belgrano R: cuidar la visual del lugar) y llevarlos, aunque sea con imágenes y sonido, hacia una ética del fin, en donde los proyectos y sus soluciones no sean del aquí y ahora, sino del futuro, algo más allá de este tiempo tangible.