LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Hace unos años leí un artículo donde se analizaba a la figura de John Wayne como un héroe solitario devenido en un héroe grupal, un héroe comunitario. Los ejemplos, obviamente, eran los films que hizo con Howard Hawks. En esos films, y coherente con el cine de este director, el héroe puede ser un líder, puede incluso ser llamado papá por sus amigos, pero no sería nada sin el grupo. La suma de varios es mayor que la fuerza del individuo. Esta idea, sorprendente para quienes opinan sobre Wayne y el cine norteamericano sin saber nada, es mencionada aquí porque la novedad más fuerte que trae a nivel contenido M: I Protocolo fantasma es justamente algo relacionado con esto. En Misión: Imposible (1996) dirigida por Brian De Palma, la historia comenzaba con Ethan Hunt (Tom Cruise) perdiendo a todo su equipo y quedándose sólo. Comienzo raro, claro, para esta versión cinematográfica donde justamente el chiste estaba en el trabajo en equipo. Que la unión hace la fuerza es algo que se ve también en los films anteriores del director Brad Bird, el mismo de Los increíbles, Ratatouille y El gigante de acero. Pero no es la cuestión grupal el único elemento hawksiano de M: I 4. Está también la fuerte presencia de la mujer del grupo, que no es un adorno ni una víctima a ser rescatada. Jane Carter (Paula Patton) es una más de ese grupo, y carga con sus pesares como otros de los integrantes. El grupo, integrando por Hunt, Carter, Brandt (Jeremy Renner) y Dunn (Simon Pegg, el comic relief), tiene una identidad y una fuerza poco habituales para el cine de acción. Cruise abre el juego y lo hace muy bien. Su presencia carismática y poderosa brilla aun más con la decisión de repartir el interés de la historia. Esto es lo que le da profundidad, peso, lo que hace que la película se vea completa, humana, que nos emocione, que nos haga sentir parte. Pero por supuesto hay más.
Misión: Imposible Protocolo fantasma es un espectáculo cinematográfico descomunal. Es una película divertida, bella, enorme, musical. El cine llevado a la manera más pura de placer visual, la sana costumbre de asombrarse, sorprenderse. Vista en pantalla IMAX es directamente abrumadora, una experiencia inolvidable construida en base a fuerza de lenguaje de cine. Cruise comprende a la perfección esta serie de la cual él es el verdadero gran artífice. Con el oficio del director como aliado, Cruise busca darle al espectador el espectáculo más grande del mundo. La sorpresa, el asombro, el suspenso, la emoción. Hasta el sentido del humor de la película es una precisión que asombra. La saga, ya en su cuarta entrega, se pone en duda a sí misma, se discute, se reconoce parte de una serie de lugares ya transitados. E incluso el propio Cruise bromea con respecto a su estatura, porque sabe que de todas maneras sigue siendo un grande. Y de esa grandeza y de esa alegría cinematográfica esta hecha Misión: Imposible Protocolo fantasma.