EL RELOJ DE LA VIDA
Los hombres de la familia tenemos la capacidad de viajar en el tiempo. le dice a Tim su padre. La película recién empezó y en minutos ya fue al gancho mismo de la historia. Esta economía de recursos no debería ser subestimada y hace bien. Si una película va a hablar de viajar en el tiempo, del tiempo y sus consecuencias, entonces más vale que sepa como emplearlo cinematográficamente. Tim (Domhnall Leeson) comprueba al instante que esto es cierto. Y decide realizar su primer viaje. Es un viaje breve a un momento pequeño, pero en ese gesto Tim delata sus características como persona. Tim es una persona amable, buena, generosa, sensible. Es el clásico galán inseguro y desgarbado que con estrellas o sin ellas- suele aparecer en las historias escritas y los films dirigidos por Richard Curtis.
Y así Tim empleará, para cosas pequeñas, para actos generosos, para disfrutar más de la vida, de esos viajes en el tiempo. Su padre (Bill Nighy) le confiesa que aprovechó esta habilidad para leer a Charles Dickens varías veces. Imposible no encariñarse con ellos. Pero el gran objetivo de Tim es el amor y en una literalmente- a ciegas conoce a la mujer que ama. Su grandeza y su torpeza le complicarán un poco las cosas, pero a su vez pondrán a prueba su tenacidad en la búsqueda del ser amado.
Cuestión de tiempo (About Time) tiene una propuesta ingeniosa que no reniega en absoluto de su conexión con esa obra maestra llamada Hechizo del tiempo (Groundhog Day, Estados Unidos, 1993) dirigida por Harold Ramis y protagonizada por Bill Murray. En ambas películas una excusa argumental incluye viajes en el tiempo. Pero en Hechizo del tiempo, Phil (Murray) no elegía repetir infinitamente un día mientras que acá Tim decide viajar en el tiempo, como lo han hecho otros en su familia. Para Phil el hechizo del tiempo era inicialmente una maldición, aunque en el proceso de crecimiento personal que él hace termina siendo algo favorable. Años, décadas tal vez, le lleva a Phil convertirse en un hombre merecedor de pasar al día siguiente. Tim también deberá aprender las reglas de la vida, una por una, hasta llegar a comprender un poco mejor la vida.
Cuestión de tiempo tiene, como Hechizo del tiempo, mucho más que una idea ingeniosa y buenos chistes. Y mucho más, también, que un timing increíble. Ambas usan, claro, con destreza el montaje, la elipsis y los saltos temporales, pero aun así, todo eso es la forma de la película. La demostración que hacer cine narrativo comercial requiere de gran habilidad y talento, algo que a veces es olvidado. Tan perfecto es un relato de este tipo que muchos asumen que es fácil realizarlo. No lo es, es algo complejo e inusual. Cuestión de tiempo es un relato creado con talento, perfectamente narrado, con ritmo, lleno de emoción, con mucho humor y donde todas y cada una de las piezas encajan. Por última vez: esto es lo más difícil de hacer en el mundo del cine, no lo más fácil. Richard Curtis, director de Realmente amor, se aleja aquí del relato coral y se concentra en su protagonista, esto, sin duda, le permite generar un sentido más homogéneo a su película, en todo sentido. La pareja protagónica junto a Rachel McAdams es simplemente perfecta.
En su aparente simpleza, en su sencilla manera de lograr empatía con el espectador, Cuestión de tiempo consigue, como pocas veces en el cine, reflejar de forma brillante los temas que más preocupan a las personas. No hay prácticamente otra película que logre explicar, como se hace aquí, lo que significa tener un hijo, cuidar a un ser querido o perder a otro. Aunque sus mecanismos sean conocidos, sus méritos no son menores. Con una simpatía arrebatadora, Cuestión de tiempo puede recibir sin problemas el título de obra maestra.