COMEDIA NEGRA HOLANDESA
Pasaron casi veinte años desde que el director holandés Mike Van Diem realizó su última película. Aquel título, Carácter se hizo famosa por habar ganado el Oscar a Mejor película extranjera. Ya en el olvido, aquel film difícilmente entre en la lista de los films fundamentales de la historia del cine y razonable que así sea, por otro lado. Pero a aquel drama pesado le sigue ahora una comedia de humor negro con toques de fantasía. Sin duda es raro ver que luego de una espera tan grande el regreso es para hacer una pieza tan ligera y con tan poca identidad. Ganar el Oscar, como se ve, no es sinónimo de una explosión en la carrera de nadie.
El protagonista de esta historia es un millonario que ya no encuentra motivos para vivir y decide suicidarse. Como encuentra esta tarea demasiado complicada, termina contratando los servicios de una muy prolija empresa encargada de terminar con la vida de las personas que lo solicitan. Dicho final no es conocido por el que contrata y puede ocurrir en cualquier momento. Cualquiera puede adivinar que al contratar este servicio que no puede cancelarse, el protagonista del film se arrepentirá. Enamorado de una joven, quiere retroceder sobre sus pasos pero la empresa se niega rotundamente.
Filmada con prolijidad, pero con muy poco estilo, la comedia no pasa ni por un momento la barrera de la más pulcra mediocridad. La originalidad de no venir de los países habituales se agota en unos pocos minutos y luego se trata de un completamente trillado guión, sin sorpresas ni sobresaltos y alargado para convertirse en algo más que un ingenioso chiste. Si olvidamos que el director esperó casi dos décadas para regresar con esto, podríamos pensar que estamos frente a un título adocenado de esos que cubren cómo pueden los baches de una abultada programación de cable. Si quieren ver una comedia con gusto a poco pero hablada en holandés, tal vez esta sea la única oportunidad en el año de escuchar dicho idioma en cine.