La extraordinaria obra del cineasta iraní Abbas Kiarostami estuvo marcada siempre por su vínculo con el cine experimental. Además de sus obras de ficción y sus documentales, Kiarostami realizó películas que podrían llamarse experimentales. Si bien todo el cine de este director fue una reflexión acerca de la naturaleza del cine, algunas de sus películas llevaron al extremo su sus planteos sobre la imagen. Five Dedicated to Ozu (2003) o Shirin (2008) son dos ejemplos bien distintos entre sí pero que buscan desentrañar la esencia del cine y su vínculo con el espectador. Kiarostami murió en el año 2016, pero dejó una obra póstuma digna de sus inquietudes y sus planteos estéticos.
24 cuadros parte de la obra Los cazadores en la nieve de Pieter Brueghel, este cuadro pintando en 1565 muestra un paisaje invernal como los que se verán a lo largo de toda la película. Ese cuadro inicial es el prólogo, lo que viene después son imágenes tomadas por el propio Kiarostami. “Siempre me pregunto en qué medida los artistas tratan de representar la realidad de una escena. Los pintores y los fotógrafos solo capturan una imagen, pero nada de lo que sucede antes o después”. Y los veinticuatro cortos que componen la película son esos minutos previos o posteriores a las imágenes elegidas. Con efectos digitales, animación y demás trucos de post producción, el director genera cuadros en movimiento con pocos pero significativos elementos.
Los sonidos de la naturaleza, interrumpidos ocasionalmente por la presencia humana y los sonidos de sus invenciones, el movimiento de un pájaro, una vaca o el océano, todo en su mínima expresión, en su forma más pura, pero también emocionante y deslumbrante. La presencia de unos patos hace recordar aquel plano fuera de serie de Five aunque aquí no se llegue nunca a ese punto tan alto de euforia cinematográfica. La película es de una enorme belleza y su naturaleza experimental le puede quitar orden pero a la vez la vuelve inagotable. Sus imágenes pueden verse para siempre.
Es una emoción extra saber que es el último nuevo film de Kiarostami que tendremos. Su genialidad, su lucha contra las limitaciones que marcaba el filmar en un país de censura y persecución, su talento para pensar el cine, todo eso quedará por siempre en una obra que ya marcó la historia del cine.