Hace veinte años el cine iraní impactaba en los festivales y varias obras maestras comenzaban a llegar a los espectadores de todo el mundo. No eran tan fácil como ahora conseguir una película si no se pasaba en una sala y se podían estrenar películas incluso en el orden cronológico inverso al que se habían realizado. El maestro Abbas Kiarostami fue el nombre más famoso, pero junto con él llegaron las películas de un verdadero genio como Jafar Panahi. En festivales, retrospectivas y también como estrenos, fue un período donde pudimos acceder a un cine fuera de serie. A Panahi se le deben grandes títulos como El globo blanco, El espejo, El círculo, Crimson Gold y Off Side.
Su cine poco a poco fue mostrando un costado político fuerte, además de su indiscutible maestría visual, lo que provocó la prohibición de sus películas en la República Islámica de Irán. El cine que nosotros vemos en el mundo, no se puede ver en su propio país. Las cosas se complicaron aún más Panahi fue arrestado en el año 2009 y aunque fue liberado más tarde, ese fue el comienzo de un derrotero que llega hasta la actualidad. Se le quitó el pasaporte y se le prohibió salir del país. Volvió a ser arrestado y mientras el mundo del cine y los organismos de derechos humanos pedían por él, inició una huelga de hambre. Volvió a ser liberado pero luego sentenciado nuevamente, inicialmente a un arresto domiciliario, pero con el tiempo se le ha permitido salir, aunque no fuera del país. También se le ha prohibido realizar películas durante veinte años. A partir de esa prohibición, Panahi comenzó una nueva etapa en su filmografía, con rodajes diminutos, simples, aprovechando todos los trucos posibles para que en teoría no se considere que está haciendo películas. De esta nueva etapa surgen títulos como Esto no es un film, Taxi, Closed Courtain y ahora 3 rostros. Este último rodaje se realizó de manera mínima, con el apoyo y la complicidad de lugares donde Panahi tiene familia y sin guión. La película ganó el premio a Mejor guión en el último Festival de Cannes. Porque claro, no tiene guión en papel, pero la estructura del relato y la historia que cuenta es absolutamente brillante. Toda esta nueva etapa del cine de Panahi no se estrena en Irán y sus películas salen del país en un pendrive.
La actriz de cine y televisión Behnaz Jafari y el propio Jafar Panahi viajan en auto a una región rural en el noroeste de su país. El motivo del viaje es buscar a una joven que deseaba ser actriz pero que aparentemente se ha suicidado. Solo tienen un video del momento en que ella se filma mientras intentaba ahorcarse, video que le llegó a la actriz Jafari por Telegram, pero que se corta abruptamente. No se sabe quién lo envío ni tampoco si la joven realmente se ha suicidado.
Como un emocionante homenaje al cine de su maestro Abbas Kiarostami, Panahi construye el relato a partir de una road movie, donde se va cruzando con la gente del lugar, preguntando y conociendo las costumbres y las ideas de esa población. Entre la simpatía y la curiosidad, con humor y una sutil puesta en escena, poco a poco se va desplegando una mirada que desnuda el violento machismo del lugar. Como en El círculo y Off Side (ambos films prohibidos en Irán) la denuncia es contundente, aun cuando aquí el tono tienda a mantenerse amable. A las dos actrices –la consagrada y la aspirante- se les suma una tercera historia, la de una veterana actriz retirada, que vive aislada de todo, solo con sus pinturas y los afiches de sus films en una casa alejada de los demás. Ella fue castigada y perseguida por realizar películas en las que bailaba.
Estos tres rostros del título le permiten a Panahi hacer un film en apariencia sencillo, en el que sin embargo hay varias escenas de enorme complejidad y belleza. Siempre Panahi fue un maestro de la sencillez en la superficie, utilizando recursos mínimos pero asombrosos, eligiendo posiciones de cámara que construyen una historia aun con un plano estático. Este film profundamente feminista emociona y angustia a la vez, porque la injusticia que describe la historia es escalofriante. Este documental ficción o ficción y documental muestra con claridad cómo se vive en esos pueblos y por extensión en todo su país. Un cineasta prohibido entiende perfectamente lo que significa una injusticia y aun así Panahi conserva la calma y la lucidez para que sea su cámara la que denuncia al mismo tiempo que le dedica todos los mejores momentos a sus tres mujeres protagónicas. El plan final, por otro lado, no solo confirmar todo lo mencionado sino que además cierra a la perfección el film homenajeando a Abbas Kiarostami fallecido en el 2016. 3 rostros es otra obra maestra de Jafar Panahi, hecha con inteligencia y sabiduría, pequeña en su apariencia pero gigantesca en realidad.