Nunca me pareció interesante ni objeto de culto la serie de comedias de Brigada explosiva ni su transformación en Los bañeros más locos del mundo, ni todas las variables posteriores. Para ser más exacto diré que me parecieron todas malas películas de principio a fin, sin gracia, con un humor televisivo bastante ofensivo por momentos. Sin embargo, y de manera verdaderamente asombrosa, cada película ha logrado descender un escalón más en el infierno del mal cine. Las del siglo XX eran insufribles, las del siglo XXI deberían tener una advertencia antes de empezar por el daño que le pueden hacer a una persona que desperdicie su vida viendo algo así. A no equivocarse, no estamos frente a un objeto simpático o excesivo, a una obra cuya locura torpe termina generando interés. Al contrario, estamos frente a un exceso de pereza que se pasa de cínico y resulta insultante. Es divertido escribir chistes contra la película, seguramente es más gracioso leer un texto contra la película que verla. No lo duden, lo es. Pero Bañeros 5: Lentos y cargosos trae una buena noticia y es que ha fracasado en taquilla. ¿Con un título tan abiertamente desmotivador quién podría elegir pagar una entrada? La película se burla de sí misma desde el título, pero cuando uno sufre la desgracia de verla confirma que la película es lenta, muy lenta y que todo avanza a golpes de escenas pegoteadas como se puede, con los pedazos de un rodaje a las apuradas, con actuaciones imposibles, con un guión que está por debajo de lo más bajo que ha visto incluso en estas películas. La desesperación por aprovechar éxitos coyunturales incluye esta vez un dron y a Sol Pérez. Según los que hicieron la película las dos cosas nuevas que vale la pena incluir. También están los hermanos Caniggia, hijos del famoso jugador de fútbol. Entre Charlotte y Alexander hay algunas líneas de amenaza de incesto que por el apuro de poner a ambos en la película termina siendo lo único asombroso que el guión tiene pero solo tiene sentido para quienes los conozcan fuera de la pantalla. Hay muchas chicas y chicos en traje de baño, aunque obviamente con el énfasis en docenas de colas femeninas para que no solo se diviertan los niños sino los adolescentes y los hombres adultos. El mundo cambia, los bañeros de esta serie, no. Si van a hacer películas para niños deberían al menos tener en cuenta algún tipo de progreso cultural, como si el mundo ya hubiera entrado en el siglo XXI o como si la gente ya no fuera tan estúpida como para pagar para ver un producto por debajo de cualquier estándar aceptable. Es ofensivo un cine tan malo, siempre lo fue, pero hoy por hoy no hay motivo alguno para insistir con esto.