La Nostalgia del Centauro describe el mundo de un matrimonio de ancianos que vive en los cerros tucumanos. Como representantes de una larga tradición gauchesca, ellos parecen vivir en un tiempo que ya no existe. La búsqueda de la película es mostrar ese mundo sin casi alterarlo, exponerlo como es. Así las reflexiones no son altisonantes ni buscan golpes emotivos, las situaciones carecen de crecimiento dramático y casi no asoman los motivos por los cuales ese mundo va quedando atrás.
Los paisajes son imponentes y la mayor respuesta a los motivos por los cuales alguien vive en ese lugar lejos de la civilización y los avances tecnológicos o el confort. El director siempre sabe dónde colocar la cámara para que no exista un solo plano descuidado o carente de belleza. Pero lo que apuesta en imagen no lo puede respaldar en narración. El mundo de estos dos ancianos nunca llega a traducirse al lenguaje de los espectadores.
Si acaso el director está fascinado por ellos, esa fascinación no logra alcanzar a la película como tal. La película no produce la mencionada fascinación. No se ve sabiduría, no se entienden los motivos y finalmente no hay en estos personajes algo que nos llegue. Los vemos pero nunca los entendemos.