Cine Clasico

Rambo (1982)

De: Ted Kotcheff

Cuando se estrenó Rambo (First Blood, 1982) dirigida por Ted Kotcheff, Sylvester Stallone ya era una estrella internacional que incluso contaba con dos nominaciones al Oscar por el mérito de haber sido el creador y artífice de Rocky (1976) de John G. Avildsen, donde él no solo fue el protagonista sino también el guionista, recibiendo las mencionadas nominaciones por esos dos trabajos. Stallone había escrito y protagonizado otro films luego de Rocky e incluso había dirigido Rocky II. Pero ni La taberna del infierno, ni F.I.S.T., ni Escape a la victoria, ni Halcones de la noche habían conseguido tapar la fama del gran Rocky Balboa ni permitir tampoco la llegada de un título que le permitiera escapar de ese único gran personaje. ¿Sería Rambo la oportunidad tan esperada? Al principio, durante el rodaje, y luego, al editarla, todo indicaba que no. La desesperación de Stallone llegaba a su punto más alto, porque de verdad creía que su carrera estaba terminada con este título.

Qué se llama First Blood y no simplemente Rambo demuestra hasta qué punto Stallone no creía que tuviera en sus manos un éxito y mucho menos un personaje que atravesara las décadas y cuya fama fuera comparable a su otra gran creación. First Blood estaba basada en una novela escrita por David Morrell. Al terminar de rodarla y hacer un primer corte, la película casi duraba tres horas y Stallone intentó comprarla con el fin de destruirla. Creía que esa película sería el final de su carrera. Pero esa versión extensa jamás vio las salas. Un nuevo montaje la dejó en los 90 minutos que todos conocemos y que será más o menos la duración de los otros film con el mismo personaje. Esos cortes abruptos explican la manera veloz y apurada en la que ocurren todos los primeros eventos. La versión de noventa minutos sin duda está bien y el propio Stallone quedó conforme.

Quienes no hayan llegado a Stallone en el orden en el cual se estrenaron sus películas con el personaje de Rambo tal vez se sorprendan de ver a uno de los más famosos héroes de acción y guerra en una historia tan simple y dramática. Pero si volvemos a 1982 esta era, todavía, la manera en la cual el cine norteamericano hablaba de Vietnam y sus consecuencias. Un repaso rápido incluye a Taxi Driver (1976), Héroes sin gloria (1977), El francotirador (1978)  y Regreso sin gloria (1978) entre otras. En 1983 se estrenaría tardíamente Americana, filmada antes de First Blood. Estos títulos y muchos otros hablaban de lo duro que era volver a casa luego de la guerra y de las injusticias que debían sufrir los veteranos.

Pero Rambo lograba un enfoque que mostraba una bisagra en el tema Vietnam. Por un lado es un drama de ex combatiente y por el otro es una película de acción. El mencionado montaje final ya mencionado permitió que el drama diera paso urgente a la acción para luego volver al drama al final de la historia y luego del clímax de la película. Rambo es una víctima del sistema, un hombre atormentado por su experiencia de guerra, una máquina hecha para pelear que solo puede ser controlada por el Coronel Trautman (Richard Crenna), su antiguo oficial en le guerra.

En el libro original John Rambo era implacable y todo terminaba en una gran matanza, en la película solo muere una persona y no es el protagonista quien produce de forma directa esa muerte. El más violento de los policías persigue a Rambo en un helicóptero y decide sacarse el cinturón de seguridad para poder dispararle mejor con su rifle. Rambo golpea el vidrio con una roca y al moverse violentamente el helicóptero el policía cae. Esa es la única persona que muere en el primer film. Otra cosa que cambia o queda muy tapada es que el Sheriff Will Teasle (Brian Dennehy) tiene una aprensión personal con Rambo por ser ex combatiente de Vietnam mientras que el propio Teasle lo es de Corea, una guerra que recibió mucha menos atención.

Si Rambo es perfecta como película de acción, también sirve como reconocimiento a los veteranos de Vietnam. A pesar de ser una película de apenas noventa minutos, tiene tiempo para contar muchas cosas. Mostrar una huida en moto, una lucha en el bosque, una toma de comisaría, violaciones de derechos humanos por parte de la policía, el trauma que quedó en los combatientes, la indiferencia de la sociedad luego de la guerra, las habilidades de los comando de elite, los recuerdos de los que quedaron allá y el uso de varias armas espectaculares, desde un cuchillo que se volvió todo un fenómeno al descontrol bélico de las escenas finales. Y sí, tres o cuatro instantes únicos, como cuando Rambo se cose su propia herida.

Se podría pensar que el éxito de Rambo se debió a su manera de empezar a cerras heridas en una sociedad, pero lo cierto es que fue un éxito fuera de Estados Unidos también. El monólogo final del protagonista generaba una enorme empatía con un personaje que era víctima de la injusticia desde el comienzo del film, cuando el Sheriff lo expulsaba del pueblo solo por ser ex combatiente. A partir de Rambo vinieron otros films que buscaron capitalizar el éxito de este nuevo punto de vista. Aunque siguieron los films críticos y dramáticos sobre el conflicto. La década de los ochenta incluyó Pelotón (1986), Nacido para matar (1987), Buenos días, Vietnam (1987), Pecados de guerra (1989) y Nacido el 4 de julio (1989) entre otros. Pero también explotaron los títulos como Desaparecido en acción (1984) con Chuck Norris y David Carradine, que había hecho con Americana un film casi pacifista, protagonizó P.O.W. The Escape (1986). El drama de los ex combatientes se mezclaba con la fantasía de volver a Vietnam a buscar prisioneros de guerra.

De esa idea está hecha Rambo II (Rambo: First Blood Part II, 1985) dirigida por George P. Cosmatos, con guión de Kevin Jarre, Sylvester Stallone y James Cameron. Aunque Cameron dice que solo realizó el primer borrador, su nombre es parte de esta secuela que deja poco para el drama y aumenta de manera considerable la acción. Rambo está todavía haciendo trabajos forzados cuando Trautman lo pasa a buscar para una nueva misión. Tiene que ir a reconocer un campo de prisioneros. Pero todo es un gran engaño porque lo envían donde no hay nadie para dar una versión creíble de lo que ve. Las cosas no salen bien para sus nuevos jefes y Rambo sí encuentra un campo de prisioneros.

Rambo II tiene un Stallone marcado por la guerra pero ya no es el héroe atormentado sino más bien un héroe de acción musculoso e implacable. La película es muy divertida, tiene escenas de helicópteros muy bien filmadas y un pequeño melodrama romántico con destino de tragedia. Aunque ya ha cambiado completamente el eje del film anterior, la película funciona y tiene grandes momentos. El discurso político es menos sofisticado y más demagógico, pero es parte del combo. La violencia crece mucho más. Los soviéticos son los villanos que aparecen detrás de la guerra de Vietnam.

Rambo III (1988) dirigida por Peter MacDonald no logra encontrar nunca el rumbo. Trautman va a buscar a Rambo para una misión en Afganistán pero él la rechaza. Luego deberá ir de todas maneras porque el Coronel cae prisionero. El presupuesto del film es descomunal y se nota, los villanos vuelven a ser los soviéticos y Rambo lucha junto a la resistencia afgana. Años más tarde se dijo que el personaje estaba con los talibanes, pero esto no es cierto, el líder de la resistencia que aparece en el film se inspira en un personaje que se opuso también a los talibanes años más tarde. El problema del film es que nada tiene mucho sentido. Desde el comienzo no se sabe muy bien que tono darle. Por primera vez aparecen momentos abiertamente humorísticos y varios momentos ridículos pero no por eso buenos. Una película sin ángel que sería la despedida de Richard Crenna de la saga, ya que recién en el 2008 habría una cuarta parte, mucho después de la muerte del actor.

Sin embargo Crenna tuvo una despedida en un film más digno. En 1991 Jim Abrahams, uno de los creadores de ¿Y dónde está el piloto? (1980) convocó a Crenna para que haga de Coronel en una parodia de los films de Rambo llamada Locos del aire 2 (Hot Shots! Part Deux, 1993). Richard Crenna le consultó a Sylvester Stallone para saber que le parecía y el actor le contestó efusivamente que sí, que participara. Aunque es una secuela de una parodio de (Top Gun, 1986) la película capta perfectamente el corazón de los films de Rambo y se convierte en uno de los mejores exponentes del género parodia. Valió la pena que Crenna participara y con humor interpretara por última vez a un Coronel.

Rambo (2008) dirigida por Sylvester Stallone sí tiene estilo y presencia y se vuelve una muy tardía pero efectiva secuela. La historia transcurre en Birmania y cuenta las atrocidades de un régimen y las violaciones de los derechos humanos que allí ocurren. Un grupo de misioneros norteamericanos le piden a Rambo que los lleve a la zona de conflicto para poder ayudar a los locales. Acepta luego de una discusión y los lleva, pasando por un momento de confrontación con piratas antes de llegar. Los deja y regresa solo, pero dos semanas más tarde el líder de la iglesia –que ha viajado desde Estados Unidos- le pide que los rescate porque han caído prisioneros  luego de una terrible matanza. Con unos mercenarios Rambo realiza su misión. El nivel de violencia y sangre de este cuarto film funciona tanto como entretenimiento así como también una denuncia contra la guerra. Por primera vez se muestra –con un gore pocas veces visto- lo que producen las armas en los cuerpos. Las escenas de acción son perfectas. Stallone recupera todo su carisma interpretando a un Rambo cansado, desencantado, asqueado por tanta sangre. Inesperada pero innovadora, Rambo IV es una sorpresa.

Rambo: Last Blood (2019) dirigida por Adrian Grunberg es una vez más algo diferente. Esta quinta parte retoma la vida de Rambo en Arizona lo lanza en una batalla contra traficantes mexicanos. El director, el mismo de Get the Gringo (2012)  se desata en un festín para fans, al tiempo que muestra, ahora sí, a un Rambo crepuscular, retirado, que debe volver por venganza. Más un cowboy que un soldado, esta nueva secuela cumple mucho con los fans pero no sirve para que alguien nuevo entienda al personaje. Rambo es mucho más que sus películas, es sinónimo de dureza y supervivencia. Hasta su cuchillo es motivo de bromas y citas. Si Stallone entró en el imaginario popular para siempre a partir de Rocky, lo hizo aún más con Rambo. Mucho sueñan con alguna vez dejar aunque sea un personaje como legado, Sylvester Stallone dejó dos. Su trabajo como estrella, guionista y director queda grabado a fuego en la cultura de las últimas cuatro décadas y posiblemente lo siga estando mucho más allá de la vida de Stallone. Pocos entienden tan bien el imaginario popular y saben darle a los espectadores un cine que puedan sentir propio y cercano. Es un arte y Sylvester Stallone lo domina a la perfección.