Ruby in Paradise ganó el premio principal en el Festival Sundance 1993. Se trata de un drama basado muy libremente en la novela La abadía de Northanger (Northanger Abbey, 1817) de Jane Austen. Ruby (Ashley Judd) comienza el film yéndose de una vida sin futuro en Tennessee hasta llegar a las playas de Florida para comenzar una nueva vida. No hay flashbacks que nos expliquen qué fue lo que dejó atrás, pero a juzgar por su forma de vivir, lo único que desea es un trabajo decente que le permita ganar el dinero suficiente para vivir de forma independiente.
Victor Nuñez escribió y dirigió esta película que practica el arte sencillo de las pequeñas grandes historias. Sin estridencias, pero tampoco con ligereza, sin golpes bajos pero tampoco sin negar la dureza de la vida, Ruby in Paradise es uno de los films de la década de los noventa que merece ser recuperado. Años más tarde, cuando Nuñez dirigió a Peter Fonda en El oro de Ulises (Ulee´s Gold, 1998) confirmó todas sus virtudes de verdadero cineasta. Hace ya una década que Nuñez no dirige un largometraje, lamentablemente, pero con estos dos títulos hizo su gran aporte al cine independiente en particular y al cine en general.
Ruby in Paradise es también un gran film feminista. No de la forma algo torpe y no siempre sincera de las películas actuales ni con un discurso ambiguo como el de las décadas anteriores. El Festival Sundance siempre tuvo un espacio para el cine de mujeres o con mujeres, donde las historias, universales, servían también a la causa feminista. Todos los ingredientes que siempre se le reclama le faltan al cine, acá están presentes de forma natural. La independencia de la mujer, la amistad con otras mujeres, las ideas, deseos y ambiciones de las mujeres más allá de los hombres. Ruby observa a las otras mujeres, habla con las otras mujeres, tienen ideas que las unen y una experiencia en común que aunque parezca mentira el cine no ha mostrado tan seguido como se cree. Pero a no engañarse, desde siempre hubo cine feminista, dependiendo de cada época que se lo destaque o no. Muchas personas que descubrieron el feminismo hace unos minutos no se toman el tiempo para estudiar ejemplos claros y definitivos como el que aparece en Ruby in Paradise.
El mundo interior Ruby expresado a través del diario que lleva -como una heroína del siglo XIX- nos muestra no una mirada de la mujer, sino del ser humano en su totalidad. Su discurso es más filosófico que político, sus ideas del mundo a partir de su experiencia muestran un personaje rico, profundo, pero tampoco una intelectual o una militante. De hecho Ruby entra en conflicto con uno de los hombres que sale porque él tiene una mirada elitista de las cosas, menospreciando el cine popular o los trabajos mundanos que permiten a las personas ganarse su sueldo. No es como el hijo de la dueña de la tienda donde ella trabaja, un egocéntrico violento, pero tampoco aun en sus buenas intenciones consigue entender y respetar a Ruby plenamente. La amistad entre mujeres es el lazo más fuerte que surge en esta historia, algo que repetiré no es común en el cine industrial. Pero los noventa fueron bastante interesantes en este aspecto y Ruby in Paradise es un ejemplo perfecto.
Para el final hay que decir que la fuerza de la película radica también en su protagonista. Ashley Judd, recién en el comienzo de su carrera, es lo que le permite al film que todas estas ideas estén respaldadas por un rostro expresivo y sobrio a la vez. Judd comenzaba aquí su carrera y este es claramente uno de los roles imprescindibles. Con este papel ganó varios premios, incluyendo el Independent Spirit Award a mejor actriz. Un papel como este, complejo y sin demagogias es lo que una actriz de verdad sueña. Ruby es la protagonista de una historia sencilla pero de una enorme profundidad. Ahí, en las playas de Florida, en Panama Beach, ella busca y tal vez encuentra el sentido de la vida.