El Studio Ghibli es para todos nosotros el estudio que de las películas de Hayao Miyazaki y es correcto pensarlo así. Pero detrás de las películas más conocidas de su máximo director y creador, existen muchas maravillas, incluyendo El regreso del gato, dirigida en el año 2002 por Hiroyuki Morita. Un spin off de Susurros del corazón (Mimi wo sumaseba, 1995) de Yoshifumi Kondô. Neko no ongaeshi (También conocida como The Cat Returns o La gratitud de los gatos) lleva al mismo centro de la trama la figura de los gatos, animales venerados y admirados en la cultura del Japón desde siempre. Tanto en la religión como en el arte, los gatos tienen una figura de gran importancia y la película aprovecha esta fascinación y la trasmite en cada escena.
Haru es una estudiante de diecisiete años, algo atolondrada, tímida y reservada. Está enamorada de un joven de su colegio pero él está de novio con otra chica. Un día, caminando con su mejor amiga, Haru salva a un extraño gato de ser atropellado por un camión. Para su sorpresa, el gato le habla y le agradece. Más tarde cuando Haru le cuenta a su madre lo ocurrido, ella le contesta que de niña decía lo mismo, que podía hablar con los gatos. Lejos de quedar atrás, esa noche un cortejo de gatos llega hasta la puerta de la casa de Haru para agradecerle por haberle salvado la vida a Lune, príncipe del reino de los gatos.
Desde esa escena y hasta el final, la película es sorprendente. Con un humor absurdo directamente heredado de Alicia en el país de las maravillas y con algunos guiños en homenaje a Los aristogatos, la película es deslumbrante, entretenida, graciosa. Haru, como todas las heroínas del Studio Ghibli recorre un camino de autoconocimiento, dejando atrás sus angustias y dudas, para finalmente estar feliz con ella misma. En el medio de esta trama hay de todo, bien al estilo de los films del estudio. Con su siempre presente amor por el cine y la literatura de aventuras, que todo el elenco sean gatos –excepto la protagonista- le suma una cuota de felicidad y disparate.
Quienes amen los felinos disfrutarán aún más de El regreso del gato, porque la película es un estudio minucioso de sus comportamientos, más allá de la personalización que obviamente la película incluye. Sin problemas de corrección política, sin puritanismo pero aferrada al más puro clasicismo cinematográfico, El regreso del gato es otra de las maravillas que llevan el sello Ghibli.