Curtiz es una película húngara hablada en inglés que cuenta los conflictos del director Michael Curtiz durante el rodaje de Casablanca, su película más famosa. La historia de cómo se hizo la película y al mismo tiempo los problemas personales del realizador con su familia, la que estaba en Estados Unidos en 1942 y la que había quedado en Europa y no había podido escapar hacia América.
Filmada casi completamente en blanco y negro (salvo dos o tres situaciones puntuales) la película intenta emular la manera de filmar y fotografiar de aquellos años en Hollywood. Las ambiciones estéticas del film no siempre resultan tan atractivas como uno puede imaginar e incluso la secuencia de títulos al estilo James Bond resulta algo forzada y ridícula.
Para quienes amen Casablanca y el Hollywood clásico, la película a pesar de sus limitaciones resultará interesante y por momentos divertida. Pero hay que conocer realmente el film de Michael Curtiz para encontrarle la gracia a la película. Un afán desmitificador ciertamente exagerado intenta darle la mayor oscuridad posible al entorno, no solo en lo político sino en el retrato de las personas que hicieron el film. Algunos actores, como el protagonista, por ejemplo, dan con el papel y otros se quedan muy lejos de su objetivo. Si bien Curtiz era, como muchos en Hollywood, húngaro, una producción de Hungría no logra dar con el desafío de reconstruir la edad de oro de la más grande industria que ha dado el cine. La fotografía es muy cuidada, sin duda, pero cuando intenta reproducir diálogos ingeniosos al estilo Hollywood la película hace el ridículo. Es divertido pero no muy original, mostrar que algunos diálogos del film pueden haber nacido de lo que los guionistas escuchaban en el set.
Casablanca merece una docena de films, documentales y ficción, que cuenten su apasionante historia. Michael Curtiz es un gigante del cine que tuvo la mala o buena suerte de que sus películas fueran más famosas que él. Dejó un puñado de obras imprescindibles en varios géneros y ganó un Oscar por Casablanca. Los sufrimientos dentro y fuera del set durante el rodaje de ese clásico lo muestran como un director brillante y también fuerte de espíritu. La película lo dice pero de manera obvia y forzada. Los chistes contra Estados Unidos, que en algún momento parecen apuntar contra el gobierno americano actual, se ven raros y fuera de tono. Por momentos la película parece querer poner a Estados Unidos no tan lejos de Alemania en la Segunda guerra mundial. No solo es injusto eso, también es falso. Por estas cosas la película termina perdiendo el cariño de los espectadores que solo se acercan a este olvidable film debido a que un grupo de personas hizo, en 1942, una obra maestra.