De manera no oficial el western tuvo varios cierres en su historia como género. En la década del setenta, luego de varios cambios radicales, el género se fue apagando en la producción. La despedida de John Wayne en The Shootist (1976) de Don Siegel podría considerarse como uno de esos cierres. Pero eso no detuvo la producción, simplemente la terminó de sacar del centro de la industria aunque nunca dejaron de hacerse. Otros directores y actores, por ejemplo basta nombrar a Clint Eastwood, siguieron apostando a las películas del Oeste.
Pero en 1985 el género de golpe volvió a aparecer. Tal vez animados por el resurgimiento de los géneros que provocaron La guerra de las Galaxias y Los cazadores del arca perdida fueron la inspiración para pensar en que se podía apostar una vez más al más cinematográfico de los géneros. Lawrence Kasdan, guionista de El imperio contraataca (1980) y Los cazadores del arca perdida (1981) se animó a escribir y dirigir una enorme producción que intentaría recrear el western en todo su esplendor: Silverado. Curiosamente, este western de Columbia Pictures, terminó compartiendo año con El jinete pálido de y con Clint Eastwood, producida por Warner Brothers.
Emmett (Scott Glenn) es asediado por tres hombres mientras duerme en una choza abandonada, pero logra encargarse de ellos. Mientras que viaja a Silverado se encuentra a Paden (Kevin Kline), un hombre abandonado en el desierto después de haber sido asaltado, robado y dado por muerto. Juntos viajan al pueblo de Turley en busca del hermano de Emmett, Jake (Kevin Costner), detenido en la cárcel y a la espera de la horca por matar a un hombre en defensa propia. Paden, más tarde, también es encarcelado cuando encuentra a uno de los hombres que le robaron en el desierto y lo mata. Emmett ayuda a escapar de la prisión a Jake y a Paden con la ayuda de Mal Johnson (Danny Glover), un vaquero negro que fue expulsado del pueblo por el sheriff John Langston (John Cleese). Así se arma el cuarteto protagónico de la película. Luego cuando lleguen a Silverado se encontrarán con nuevos conflictos, deudas pendientes y deberán decidir qué lugar van a ocupar frente a las injusticias y a un pueblo dónde todavía no se respetan las leyes.
A pesar de que la taquilla del film solo le permitió cerrar las cuentas correctamente sin ser un gran éxito, muchos de los actores vieron este título como un avance en sus carreras. Cuando vemos los nombres resulta inexplicable que no haya sido un taquillazo gigantesco. Pero claro, la inmensa mayoría de los actores eran más famosos, prestigiosos y taquilleros dos o tres años más tarde. Aun así, todos tenían varios films en su historia, pero serían esos años, desde 1985 a 1989 que la mayoría se convertiría en estrellas más importantes. A los cuatro protagonistas, Kevin Kline, Scott Glenn, Danny Glover y Kevin Costner, hay que sumarle a Brian Dennehy, Jeff Goldblum, Linda Hunt, John Cleese, Rosanna Arquette, Jeff Fahey e incluso el debut de Richard Jenkins. Un elenco de lujo imposible de reunir unos años más tarde.
Silverado es muchos westerns al mismo tiempo. Lo primero que se destaca es amor por el género. Un homenaje que no solo incluye los tópicos del salvaje Oeste, sino también un deseo de mostrar los paisajes que son la marca del género. Los caballos cabalgando por la inmensidad, la belleza del vestuario y los decorados. Alejado del presente urbano, de la ciencia ficción y del cine de acción. El viejo y conocido Far West. El mito frente a nuestros ojos. Pero de la misma manera que hizo con ciertos detalles de Raiders of the Lost Ark, Kasdan se reservó un espacio para la parodia. No era fácil hacer un chiste sin humor luego del eurowestern. Sin llegar a la complejidad de los maestros, Kasdan juega al mito y al revisionismo al mismo tiempo. Están tensiones ayudan y perjudican a la película a la vez. Silverado es fantástica para los que amamos el western y el cine de género, pero no la obra definitiva que tal vez uno espera frente a un regreso tan ambicioso. Curiosamente, y como ya fue mencionado, el estreno de El jinete pálido (una remake de Shane el desconocido) de Clint Eastwood marca las diferencias. Silverado es una gran película, pero El jinete pálido es una obra maestra.
Ambos films, sin embargo, abrieron nuevamente la puerta a un género amado en Estados Unidos e incomprendido en el resto del mundo. A pesar de que en todo el planeta muchos derivados del western son éxito, el género en estado puro solo es valorado por los que lo ven en toda su grandeza cinematográfica. En los años siguientes otros éxitos de taquilla mostraron que había espacio para intentar hacer westerns. Uno de los actores, Kevin Costner, terminaría haciendo Danza con lobos (1990) ganando el Oscar a mejor película y mejor director. Y nuevamente Clint Eastwood, con Los imperdonables (1992), entregaría uno de los mejores westerns de todos los tiempos. Si este auge se debe o no a la alegría agradecida de Silverado no se puede saber a ciencia cierta, pero que Lawrence Kasdan nos recordó cuánto amamos los films de cowboys, su moral y su iconografía inconfundible, no hay duda alguna.