En algún momento, no muy lejano, las pantallas de cine y los servicios de streaming se llenarán de grandes producciones que tendrán como fondo la Pandemia del Covid-19. Habrá films de todos los géneros, en todos los formatos posibles. Lucharán las estrellas por brillar al frente de los productos más taquilleros y espectaculares. Algún documental ganará premios y con el diario del lunes todos se preguntarán como pudo ocurrir esto. Pero todos, los grandes estudios, los canales de televisión, los guionistas iluminados y los poetas del séptimo arte, habrán llegado tarde. Porque la primera película sobre el Coronavirus se estrenó y está dando la vuelta al mundo. Su nombre es Corona Zombies y aunque al final aclara que cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia, nosotros vemos que alguna información sensible han obtenido para escribir este guión tan urgente como necesario.
En su formato de collage cinematográfico, la película sabe que de esto salimos entre todos o no salimos. Y por ese motivo la película elige mezclar impunemente cuatro líneas que construyen una línea narrativa a la que le vamos a llamar historia, por ponerle algún nombre. La línea principal es la de una joven estresada que regresa a su casa alterada por la locura de la gente, recibe una llamada de su amiga que le explica lo que está pasando. Ditsy (Cody Renee Cameron) no puede creer lo que pasa, sufre al pensar en lo mucho que le aburrirá quedarse en su casa y se preocupa por la posible falta de papel higiénico. Prende la televisión y en las noticias (algunas tomadas de noticieros recientes, otras claramente trucadas) se entera que la Pandemia es mucho peor de lo que decían. Aparece Donald Trump dando calma y algunos ciudadanos que dicen no temerle al virus, ingredientes clásicos para el desastre. La voz de las noticias interactúa con Ditsy en lo que asumimos son pasos de comedia. Esa voz nos conecta también con las otras dos líneas de la historia. Difícil medir los límites de la película en ese aspecto. Lo que sí sabemos es que todo se originó en una fábrica de sopas en Wuhan, donde estaba probando un nuevo sabor: murciélago. Las consecuencias son devastadoras.
Otras dos ramas se abren entonces. Por razones de público conocimiento esas líneas no han sido filmadas ahora, sino que son dos películas anteriores. La coproducción entre Italia y España Zombie Creeping Flesh (1980) donde una periodista y su camarógrafo se unen a un grupo de elite para combatir a los zombies y llegar a la fábrica donde se originó todo. Si la fábrica era en China o en Nueva Guinea no lo sé, debería revisar la película y no sé si realmente quiero hacerlo. La otra película usada es Zombies vs Strippers (2012) lo que ofrece ya sabemos que material, porque su título es de una honestidad cada vez menos frecuente en este mundo. ¿Pero pegan las imágenes de esos tres films? La respuesta es inicialmente que no, de ninguna manera, pero con el correr de los minutos uno se acostumbra y acepta todo como es.
Pero el elemento aglutinador es el doblaje. Sobre las dos películas usadas se utiliza un doblaje tosco, intencionalmente cómico y ridículo. Lo mismo que hizo Woody Allen cuando le ofrecieron rearmar un film japonés en ¿Qué pasa, Tiger Lilly? (What´s Up, Tiger Lilly?, 1966). Es casi un número seguro apostar a esto, porque la mitad de los chistes funcionan, más aun en este contexto de tres películas mezcladas. Para los argentinos esto también remite a El hombre del doblaje el maravilloso sketch que hacía Eduardo D´Angelo. Ambos films ofrecen también la sangre necesaria para un film de zombies y algunos desnudos que van de lo gratuito o a lo arbitrario, pero casi siempre con elegancia.
Uno de los comando se llama Argento, como el gran director italiano Dario Argento, pero eso no es lo gracioso, lo gracioso es que de verdad tiene un aire al realizador. Otro hallazgo es un grupo terrorista que roba un cargamento de papel higiénico, aunque ese chiste hoy ya queda viejo. Charles Band, el realizador del film, tiene una trayectoria espectacular con sus productoras Empire Pictures y Full Moon Features. Sin duda tuvo ingenio para crear este título y ya conoce el mercado fuera de los cines. Zombie Creeping Flesh, por otro lado, es todo un hallazgo y trae del olvido un título que tenía buenos momentos. Solo los buenos momentos aparecen acá y más de un loco querrá ver el film completo. Como dato curioso, este título de 1980 ya utilizaba imágenes de films anteriores, algunas de las cuales aparecen acá, por lo que este Frankenstein insólito tiene más partes de las que uno puede saber.
Se podría pensar que es irresponsable y temerario hacer algo así durante la terrible pandemia que nos toca vivir. Pero recuerden que en peores épocas de la humanidad se hacían comedias sobre cosas aún peores. Hay algunos chistes que se hacen acá y no sé si van a aparecer en producciones futuras. En un momento dos de los comandos se enfrentan a unos zombies y uno dice: – Voy a testearlos primero. Acto seguido les dispara con su ametralladora y agrega: ¡Ahí tienes tu test! Para rematar sobre los cadáveres con la siguiente frase: ¡Eso les va a enseñar a lavarse las manos!
Porque lo insólito de Corona Zombies es que sirve como institucional. La cantidad de veces que se repiten en el film cuales son las reglas que hay que seguir es asombrosa. Si no supiéramos que es una película hecha en dos patadas, pensaríamos que es un mensaje oficial de cuidados durante la pandemia. Cerremos con la famosa frase de un productor de Hollywood que discutía sobre una de sus producciones y decía: ¡No la quiero buena, la quiero el martes! Bueno, Corona Zombies llegó el martes bien temprano y se encontró con un mundo encerrado con ganas de reírse de aquello que más lo angustia. Es un pastiche infame y salvo por lo rápido que se hizo, tiene todas las fichas para ser olvidada en breve.