Willowdean Dickson (Danielle Macdonald), apodada “Dumplin” por su madre, Rosie (Jennifer Aniston), y “Will” por todos los demás, pasó gran parte de su infancia criada por su tía Lucy, quien le presentó a Ellen Dryver (Odeya Rush), quien se convertiría en la mejor amiga de Will. Su tía le enseño a tener confianza en sí misma y le transmitió un gran amor por Dolly Parton. Pero seis meses antes de que Will y Ellen comiencen su último año de secundaria, Lucy muere.
Rosie es una ex reina de belleza y celebridad en su pequeño pueblo de Texas. Will a menudo se enfrenta a la confusión cuando la gente descubre que Rosie es su madre, debido a la figura corpulenta de Will. Ambas tienen una relación por recomponer y la diferencia con respecto al tema de la belleza las mantiene en permanente tensión. La temporada del concurso de belleza es todo para Rosie y es una ridiculez para Will. Rosie sigue siendo jueza en el concurso anual Miss Teen Bluebonnet de la ciudad todos los años, un evento que las chicas de la ciudad comienzan a preparar con meses de anticipación. Para rebelarse y boicotear el concurso, Will se anota junto con su amiga. Es una señal de protesta contra esa clase de eventos. Cuando lo hace, Millie, que también es gorda, se anota motivada por la decisión. Pero mientras que Will lo hace por rebeldía, Millie cree que tiene verdaderas chances de ganar. Se suma otra joven feminista al ecléctico grupo y esto recién empieza.
El gran peligro que asoma al comienzo de Dumplin es que sea una película voluntarista, ajena a la realidad, forzada de forma ridícula para generar un discurso políticamente correcto. Pero por suerte eso no ocurre. La protagonista, sus amigas y su familia se van armando poco a poco y a medida que avanza la trama se va volviendo cada vez más humana. Si hay un discurso en Dumplin es el de la identidad y la película convence porque todo lo que propone finalmente está en la historia. Son creíbles y queribles los personajes y es fácil identificarse con sus sentimientos, sus miedos y sus deseos.
Toda la parte final de la película es muy emocionante. Sí, es una película para sentirse bien y es una película para llorar a mares. Tal vez no sea lo más sofisticado del mundo, pero cuando se logra con herramientas nobles, no hay nada que reprocharle, al contrario. Y claro, tiene muchas canciones de Dolly Parton en la banda de sonido, lo que nunca es una mala noticia.