Jim Carrey era la nueva estrella de la comedia cuando protagonizó The Cable Guy (en Argentina se estrenó como El insoportable). Con películas discutidas, algunas espantosas, pero con un ascenso en la popularidad imposible de detener. 1996 ya era un buen año para que Carrey se animara a dar el gran salto y le diera una vuelta de tuerca a su talento histriónico y molesto. Y de la mano del director Ben Stiller, otra estrella de la comedia en ascenso, protagonizó esta comedia negra que se perdió en medio de la década y no tuvo la reivindicación que se merecía. Ya sabemos, a la comedia le cuesta ser tomada en serio y por lo tanto no hay mucho esfuerzo de espectadores y críticos por fijarse que tan complejas o interesantes son esas comedias, además de ser muy graciosas. En el caso de The Cable Guy la comedia negra, con toda su angustia, atraviesa la trama con solidez y sin vueltas. El tono angustiante y gracioso de la película es brillante.
Steven Kovacs (Matthew Broderick) se acaba de separar de su novia Robin Harris (Leslie Mann) y se ha tenido que mudar a un departamento solo. Cuando va a poner el cable un amigo le dice que le pague 50 dólares al tipo de cable y que tendrá todos los canales Premium gratis de ahí en más. Steven duda, pero cuando toca a la puerta el tipo de cable (Jim Carrey) y le instala todo en orden, finalmente se anima y le pide si puede hacerle ese favor. Luego de inquietarlo por un instante, Chip –ese se supone que es el nombre del tipo del cable- acepta e intenta arrancar una amistad con el dueño de casa. Steven contesta con frases hechas de cordialidad, pero Chip las toma literalmente y arregla para que se encuentren de forma algo forzada. Para sorpresa de Steven, la charla con este personaje raro no es tan mala e incluso le da consejos muy útiles acerca de cómo tratar esta separación momentánea con su novia. Esa ambigüedad es la puerta de entrada para que Steven ya no se lo pueda sacar de encima sin arriesgarlo todo.
Nadie parece ver la amenaza que representa Chip y la manera en la que lo enreda es tan graciosa como angustiante. El doble tono del film, la comedia negra eficaz que trabaja es un gran mérito del guión pero sobre todo del director y los actores. Ben Stiller parece tener una obsesión con los medios de comunicación. Desde su ópera prima Reality Bites muestra como la imagen audiovisual afecta la percepción del mundo. Lo mismo ocurrió con Zoolander y Tropic Thunder, incluso con The Secret Life of Walter Mitty. Acá Chip ha sido criado mirando televisión y prácticamente todo lo que dice y hace deriva de alguna referencia cultural, cita o parodia. Ni el verdadero nombre del tipo del cable llegamos a conocer, su identidad ha sido anulada. Toda su energía está puesta en recibir la aprobación y la amistad de Steven.
La construcción de Chip como personaje claro que le debe mucho a Jim Carrey, que acá se anima a tocar algunas cuerdas de patetismo y desesperación a las que siempre miró desde una distancia prudencial para no exponerse. Manteniendo a pleno su gestualidad y su condición de cómico, simplemente construye un personaje mucho más solitario y perdido, lleno de gestos dolorosos que tapan todo lo que el personaje siente. Es una vuelta de tuerca sobre lo que él ya había hecho. Chip tapa todo con gestos de simpatía y fortaleza completamente falsos, buscando obtener la amistad de Steven. Matthew Broderick, por otro lado, es el actor perfecto para el complemento. Frustración, inseguridad, educación. Se cae a pedazos todo cuando se relación con Chip. La pregunta terrible que se sostiene en toda la película es sí Chip lo perjudica o lo ayuda.
Algunas concesiones dramáticas del final es imposible saber si no son una ironía más, o simplemente un clímax de género, como en las películas que Chip vio desde pequeño. Pero de ninguna manera la historia es tranquilizadora. Cada escena tiene algo memorable, cada detalle esta cuidado para ver cómo se relacionan los dos personajes. Tiene varios momentos sublimes y un puñado de invitados especiales que le suman mucho a la historia. Cuando Chip recuerda su infancia aparece frente a un televisor mirando Play Misty for Me (1971) la ópera prima de Clint Eastwood como realizador y una gran película con la que The Cable Guy guarda varias similitudes. Para cerrar y demostrar que tan buena es la película, cierro con el discurso que Chip dice en la base de una antena, recordando que esto era 1996: “¡El futuro es ahora! Pronto cada hogar estadounidense integrará su televisor, su teléfono y su computadora. Podrás visitar el Louvre en un canal o ver lucha libre femenina en otro. Puedes hacer tus compras en casa o jugar Mortal Kombat con un amigo de Vietnam. ¡Las posibilidades son infinitas!”