El insólito gran mérito de Space Jam es que está basada en un hecho real: el retiro del basquetbolista Michael Jordan para dedicarse al béisbol y su posterior regreso al básquet. La película no cuenta, pero insinúa, que el retiro está relacionado con la muerte de su padre, cuyo deporte favorito era el béisbol. Se supone que el mundo entero sabe la historia, lo cual es un problema, porque los que no la conocen se pierden los pocos momentos emotivos de la película. Esa hubiera sido una gran historia, sin dibujos animados, claro. En cuanto al resto, los que vieron la versión doblada al castellano dicen que le quita definitivamente cualquier interés, no solo en lo que hace a la emoción sino también como comedia. Y la comedia depende casi exclusivamente de los personajes de la Warner, empezando por Bugs Bunny y el Pato Lucas y siguiendo con toda la lista. Me parece un despropósito que figuras de tal magnitud queden como segundones de la máxima estrella actual de la NBA. Bugs Bunny está demasiado viejo para eso. La diferencia con la perfecta ¿Quién engañó a Roger Rabbit? es que allí los cartoons eran invitados de lujo y acá son viejas luminarias haciendo tonterías para decir que Jordan es el número uno, que lo es, pero la falta de modestia arruina todo. Solo quedan algunos chistes simpáticos, como Bill Murray entrando a la cancha y el villano (con la voz de Danny De Vito) diciendo “no sabía que Dan Aykroyd trabajaba en la película”, o Charles Barkley rezando en la iglesia y jurando jugar limpio, o el cameo de Larry Bird. Pero las habituales citas a otros films, entre las cuales se destaca una a Pulp Fiction, están mal cortadas y mal insertadas. El productor de la película es Ivan Reitman y todo indica que también fue el director, ya que al aparecer Joe Pytka incluso no estuvo en todos los días de rodaje, sino que se encargó de algunas partes de la animación. Como sea, el guión es pobre, sin ideas, los chistes no son buenos y, peor aún, no son chistes de Looney Tunes. Bugs Bunny no es un jugador de equipo, nunca lo fue. Simplemente lo invitaron para explotar un poco más la fama de otro gigante llamado Michael Jordan. Esperemos que la secuela sea un poco más sofisticada.