Un ginecólogo es enviado a la cárcel acusado de ser un brutal asesino serial. Su leal esposa intenta salvarlo como sea. Cuando ya no quedan más opciones decide armar un crimen parecido a los que llevaron a la acusación contra su marido con el fin de probar su inocencia y que sea liberado.
La trama es bastante delirante. No sabemos si la idea es concretar un crimen horrendo o fingir uno, pero como sea es una locura que una persona normal logre realizar una locura como sea. Por lo rara, rebuscada y sangrienta, esta producción podría ser un Giallo de Bollywood, ya que es una producción india realizada para Netflix. En manos de, por ejemplo, Mario Bava o Dario Argento, el guión podría haber sido un poco más sólido, aun siendo delirante.
Al cine de Bollywood le gusta el exceso, la inverosimilitud y el absurdo. Pero cuando la India produce films para Netflix suele quedarse a mitad de camino. No es un auténtico film de la India y tampoco tiene la precisión de un guión clásico o estándar. En teoría es prometedora la idea descontrolada de que por amor alguien piense en volverse un complicado y perverso asesino. No uno común y corriente, sino uno de una crueldad y un estómago nunca vistos.
Varias vueltas de tuerca le restan y le suman interés a un guión que no termina de funcionar. Solo destellos de lo divertida que pudo ser. Los personajes, en particular el policía, cambian de tono y personalidad a lo largo de la trama. La fotografía, recargada, excesiva y de dudoso gusto, tiene sus momentos Bollywood, pero se queda, como todo el film, a mitad de camino. Hay mucho cine de la India en Netflix, mi consejo es que no vean el que está hecho especialmente para Netflix.