Cuando Ray Harryhausen recibió el Premio Gordon E. Sawyer en reconocimiento sus contribuciones a la industria del cine en la Ceremonia Científica y Técnica de los Oscar en 1992, Tom Hanks, anfitrión del evento, dijo: “Algunas personas dicen que es Citizen Kane (1941) o Casablanca (1942), pero yo digo que Jason and the Argonauts es la mejor película jamás realizada“.
No necesitábamos tal vez la opinión de una estrella de la fama de Tom Hanks para valorar Jasón y los Argonautas, pero de todas maneras es saludable ver una opinión categórica sobre un film que en la larga historia del cine tal vez no ha tenido el prestigio real que se merece. El cariño del público sin duda, su condición de film de culto por supuesto, y sin embargo una mirada como la de Hanks, capaz de elevarlo a la categoría de maravilla cinematográfica comparable a otros films clásicos, eso no lo tiene del todo adquirido.
No hay nada mejor para un film tan famoso y citado como es este, que verlo nuevamente y ver como se ve en el presente. No todos los films pasan las décadas con la misma fuerza y a muchos el tiempo los va dejando de lado. Jason and the Argonauts posee una calidad artística tan pura y definitiva que no hay paso del tiempo que le puede hacer mella. Se podría decir incluso que con el tiempo su belleza se ha vuelto más deslumbrante y su condición de pieza clave del cine fantástico ha ido creciendo en comparación con el cine contemporáneo. Jason and the Argonauts es fácil de citar, pero su grandeza es inimitable.
Versión libre del mito griego, adaptado a la perfección en formato de película de aventuras fantásticas. La película está dirigida por Don Chaffey pero en muchos aspectos se puede decir que el encanto de la película reside en el trabajo del creador de efectos especiales Ray Harryhausen. El maestro de la animación cuadro a cuadro alcanza acá su punto más alto. Esta película lo elevó a otra categoría, dejando atrás el espacio de películas de doble programa que tenían sus films anteriores y pasando merecidamente a un primer plano. Harryhausen fue también el productor ejecutivo y esta película siempre está asociada más a su nombre que al de su director. La música está compuesta por el legendario Bernard Herrmann, colaborador habitual en los films de Harryhausen.
¿Dónde está el encanto principal de esta película? Posiblemente sea en su condición de film basado en los mitos griegos y, por extensión, en toda la idea del camino del héroe. Tan universal e inmortal que no hay manera de no sentirse cercano a la historia. Pero no hablamos de un truco para no fallar en la estructura dramática como enseñan muchos maestros de guión, sino en el genuino espíritu de ese camino. En la maravilla de escuchar las historias universales que nos forjaron a todos, ahora en formato cinematográfico. La película, hecha en 1963, puede resultar muy diferente a como se entiende la fantasía y el cine hoy. Sin duda no es lo mismo, pero todo el truco de que siga impresionando hoy no está en el realismo de los efectos, sino en el sentido estético de los mismos, así como su implementación en la historia. Un cine hecho a la medida de la fantasía, un arte hoy olvidado.
La búsqueda del realismo en los efectos ha permitido grandes hallazgos en el cine, pero no en todos los casos. Para un film que busca partir de situaciones realistas, los efectos deben ser impecables y creíbles. Pero quien se lance a la fantasía como quien está leyendo un libro, esa noción de efectos especiales realistas contradice por completo el juego entre el espectador y la obra de arte. No existe mejor ejemplo de esto que la imposibilidad de volver a filmar esta historia y convertirla una vez más en clásico. Simplemente no se puede. Sería como copiar, para jugar con las palabras de Tom Hanks, Citizen Kane, Casablanca y –agrego yo- Rio Bravo, The Searchers o Singin´ in the Rain. La perfección del logro impide recorrer nuevamente el camino.
Ver Jason and the Argonauts es el equivalente visual de escuchar un mito o leer una novela del género fantástico. Aunque el cine parezca cerrar la imaginación, esto no pasa con esta película. Uno tiene frente a sus ojos la maravilla, la fascinación por los gigantes, los monstruos míticos, los dioses. Harryhausen construye junto con el director escenas que se vuelven imborrables. La batalla final contra el ejército de esqueletos es tan bella que emociona. Delirante, impactante, mete miedo y genera emoción a la vez. El cine es esto, la fantasía es esto. Jason and the Argonauts es una de las cumbres de la historia del cine. Sin grandes estrellas con cartel, sin premios Oscar, sin otra cosa más que el arte de maravillar contando una historia. Una historia más grande que la vida, del tamaño exacto que tienen los grandes mitos cinematográficos.