José Celestino Campusano tiene un filmografía con un promedio de más de un film por año desde hace una década. Su retrato de personajes del conurbano lo han hecho destacarse en festivales de cine y ha recibido la bendición de la mayoría de la crítica cinematográfica. Su obra, sin duda particular, tiene algunas características que lo mantienen alejado de un público masivo pero a la vez le aseguran su condición de cineasta de culto.
En Bajo mi piel morena Campusano cuenta la historia de tres mujeres trans que vive en el conurbano bonaerense. Morena (Morena Yfrán) ha trabajado desde adolescente en un taller textil y ha vivido toda su transformación estando en ese trabajo. Recibe acosos y agresiones, pero también solidaridad y amistad genuina. Lleva una relación con un hombre que, a su vez, tiene una doble vida.
Su amiga Claudia (Maryanne Lettieri) se ha recibido de profesora e inicia su primera suplencia, aunque se encuentra con una fuerte resistencia inicial en el lugar de trabajo, luego su mayor problema será la madre de uno de sus alumnos rebeldes. Otra amiga, Myriam (Emma Serna), una joven que ejerce la prostitución con protección policial, viviendo con un nivel de peligro del que las otras dos amigas han intentado dejar atrás.
Campusano trata el tema de manera interesante, encara los problemas de la vida cotidiana de las personas trans y lleva a los personajes más allá de los lugares comunes. Hay un universo que solo él retrata en el cine de ficción en Argentina. Pero lo que sigue siendo una barrera insalvable es la dirección de actor, si acaso hay alguna, y la manera en la que se construyen los diálogos en la película. Un distanciamiento absoluto del cual es difícil salir al ver la película. Todas las emociones se suspenden y casi todas las escenas se sienten no actuadas de manera original, sino de manera incorrecta.