El pájaro de las plumas de cristal (1970) escrita y dirigida por Dario Argento es uno de esos films fundacionales dentro de la historia del cine, puntualmente por haber logrado que todo un género, el Giallo, se convirtiera en furor durante los años siguientes y llegar hasta nuestros días con sus derivaciones. Cincuenta años pasaron desde el estreno del film de Argento y no solo mantiene su efectividad, sino que también puede verse hasta punto que una influencia capital para otros cineastas, no solo italianos, sino también en Hollywood y en Argentina, por dar dos ejemplos.
Para resumir el concepto de Giallo digamos que se trata de un género que toma su nombre de una colección de novelas de misterio y crimen publicadas en Italia desde fines de la década del veinte. Esa colección tenía portadas amarillas (Giallo es amarillo en italiano) y de ahí la palabra que lo define. Estas historias criminales tenían elementos comunes con otros textos, pero lo que el cine tomará con mayor énfasis está vinculado con la parte sangrienta, los asesinos seriales rebuscados, los protagonistas que son testigos involuntarios de los crímenes, los detalles insólitos en los crímenes e incluso la vestimenta muy particular del homicida como detalle muchas veces presente. Esta clase de historias no nace con el Giallo, pero el género exagera estos puntos y le agrega una estética recargada, impactante, abrumadora, poniendo al policial al nivel del terror gótico. La muchacha que sabía demasiado (1963) de Mario Bava es tomada por la mayoría como el puntapié inicial de este tipo de cine. Y El pájaro de las plumas de cristal, hecha siete años más tarde, como el inicio del furor por el género.
Sam Dalmas (Tony Musante) es un escritor estadounidense que está de vacaciones en Roma con su novia, modelo inglesa Julia (Suzy Kendall). Por dinero aceptó un encargo para escribir un libro sobre pájaros para sobrellevar su bloqueo como escritor. Antes de regresar a Estados Unidos es testigo de un ataque a una mujer en una galería de arte. Gracias a la aparición de Dalmas, el crimen no se concreta. La policía obliga al escritor a quedarse en Roma para que declare. Pero Dalmas no solo hará esa declaración, sino que investigará el ataque por su lado, ya que en la policía asocia el incidente con un asesino de mujeres que la policía no consiguió atrapar.
Una escena define a El pájaro de las plumas de cristal y al cine de Dario Argento. En esa galería de arte vidriada, Dalmas observa el incidente desde la calle. Dos paredes de vidrio lo separan de la mujer atacada. Cuando se abre el primero como una puerta corrediza, cree que pasará lo mismo con el segundo. Pero no ocurre, y el escritor queda atrapado entre ambos cuando el primero se vuelve a cerrar. Así, como en una pecera, queda Dalmas mientras la mujer herida se arrastra por la galería. En ese momento quedan establecidas las reglas de las películas de Argento. Un testigo casual que no puede alterar el curso de lo que observa y debe sufrir mientras ve lo que ocurre. Vidrios y cristales varios ocupando un lugar primordial en una escena. Un asesino misterioso vestido de manera tal que oculta su identidad. Una escena que parece mostrar una cosa pero en realidad sea una versión incompleta de los hechos. Un esteticismo marcado, recargado y siempre, por supuesto, sangre. La sangre roja de Argento es parte de la historia del cine y una de sus marcas de fábrica. En esta caso ayudado por la fotografía en colores de Vittorio Storaro y con la partitura de Ennio Morricone.
Lo que sigue a esa escena tiene crímenes, vueltas de tuerca, un retorcido sentido del humor y una manera de filmar que rompe cualquier clasicismo. El Giallo es el cine policial lo que, en cierto sentido, el spaguetti fue al western, una versión multiplicada, por momentos irónica y autoconsciente, de un género. Aunque el Giallo mantuvo un cuidado estético mayor y una calidad mayor que los eurowesterns, lo cierto es que Italia salió a revolucionar los géneros y lo logró. El pájaro de las plumas de cristal es la entrada oficial de Dario Argento en la historia del cine. Tendría imitadores, seguidores y fanáticos. Argento realizaría mejores películas que esta, pero se aseguró en su ópera prima que nadie dudara de su talento y su capacidad para producir un espectáculo impactante e inolvidable.