Inglaterra, siglo XVII. Oliver Cromwell (Richard Harris) es anglicano y lucha contra la corrupción y el catolicismo. Cromwell no está de acuerdo con la tiranía del rey Carlos I (Alec Guinness), y tiene la intención de viajar con su familia al Nuevo Mundo. Pero, la víspera de su partida se verá envuelto en una complicada trama que desembocaría en una guerra civil entre los partidarios del rey y los integrantes del Parlamento. Cromwell pasaría a la historia por haber instalado un republicano en Gran Bretaña durante algunos años.
La película es un proyecto de su director y guionista Ken Hughes, obsesionado con el personaje de Cromwell. Para ser un film de 1970 se lo ve demasiado acartonado, cumpliendo con los lugares comunes del más fastuoso cine de época. Si bien el elenco tiene actores notables y el contrapunto entre Richard Harris y Alec Guinness es notable, el resto del tiempo solo se trata de un caro manual de historia que cuenta una historia apasionante pero a la que solo atraviesa de manera superficial.
Se podría pensar como fue visto un film así en el momento de su estreno y cuál era el vínculo con la vida política de aquellos años, pero Ken Hughes pensó en este proyecto durante años, así que no es del todo acertado tratar de darle otro contexto más específico que el de la segunda mitad del siglo XX. Lo que es un poco más interesante es que Richard Harris, irlandés apasionado, interprete a un personaje que fue abiertamente en contra de Irlanda y se lo recuerda como un verdadero enemigo. El propio actor dijo que admiraba al personaje aunque no coincidiera con sus ideas. La política sí se metió en el destino del film porque justamente todo el conflicto con Irlanda fue excluido del film debido a lo caliente que estaba el tema en aquellos años. Cromwell llegó tarde en la historia del cine y no pudo tampoco aprovechar el revisionismo histórico de aquellos años. En todo caso sirvió conocer al personaje e ir a investigar a la biblioteca.