Cine Argentino

Matar al dragón

De: Jimena Monteoliva

Un cuento de hadas protagonizado por dos hermanos. Ellos, ya adultos, llevan dos vidas muy diferentes. Elena (Justina Bustos), está confinada en una cueva donde lleva una vida sórdida y horrible junto a un delincuente, mientras que Facundo (Guillermo Pfening) ha formado una familia y vive en un luminoso y claro caserón, fuera del bosque. Cuando Justina reaparece, Facundo la lleva a vivir con ellos, pero el pasado no queda atrás y una vieja leyenda amenaza a las niñas de la familia.

La película no sigue otra lógica más que la del cuento de hadas. La contraposición no sutil entre el infierno y el paraíso está subrayada y aunque es coherente con la historia no termina de fluir. La casa luminosa hace más ruido que la cueva, aunque ambos universos sean irreales. La película está plagada de ideas y metáforas varias y no se puede decir que sea una película tímida. Pero más allá de sus obviedades combinadas con sus hallazgos, lo peor que la película tiene son las actuaciones. No hay un solo intérprete del elenco que trabaje un tono adecuado para el universo que plantea el guión. El cine de género hace rato que prueba suerte en Argentina y hace rato que se acabó el paternalismo de saludar a cualquiera que intente un film diferente.