Una verdadera rareza del cine de la India. Una combinación impecable de cine de género a la occidental, con toda la cultura religiosa hindú. Cargamento tiene lugar a bordo de una nave espacial de estilo retro, con sus rudimentarias terminales de computadora y receptores telefónicos con cable de mediados del siglo XX, llamada Pushpak 634A, cuyo único miembro de la tripulación es Prahastha (Vikrant Massey). Prahasta es en realidad un “rakshasa”, un tipo de demonio de la mitología hindú que guía a los humanos recién fallecidos a través del inframundo antes de reciclar sus almas y devolverlas a la vida.
La película muestra su trabajo con humor. Como si fuera un burócrata en una oficina avejentada donde las cosas no terminan nunca de funcionar bien. Prahastha es el clásico personaje espacial solitario, acostumbrado a una rutina que cumple de forma mecánica. Por eso será un dolor de cabeza la llegada inesperada de la nueva asistente Yuvishka (Shweta Tripathi), un joven graduada valiente y curiosa de la escuela de Transición Post-Muerte, que admira a Prahasta pero a la vez trae nueva ideas. Su vitalidad e idealismo chocan con los rigurosos métodos de Prahasta y surgen conflictos al mismo tiempo que empiezan a aprender el uno del otro.
Sin ser una película perfecta, Cargamento resulta original y sorprendente, tal vez porque nunca habíamos visto el cruce cultural que se ve aquí, mezclando género y religión de una manera diferente, incluso con un tono que no se parece nada a todo lo que se hace en la India.