La película transcurre en 1970 y el conflicto principal gira en torno al certamen de Miss Mundo que en ese año se celebra en Londres, Reino Unido. Mientras que el show intenta ignorar los cambios culturales que se producen en el mundo, son esos cambios los que terminarán golpeando a las puertas del evento. Como presentador invitado eligen nuevamente a Bob Hope (Greg Kinnear), comediante estrella de cine que, además, tenía una larga trayectoria como presentador en eventos televisivos. En paralelo un grupo feminista, el “Movimiento de Liberación de Mujeres”, decide boicotear el concurso y planea como hacerlo, más allá de las protestas en las calles y la televisión. A la cabeza del grupo queda, casi sin buscarlo, Sally Alexander (Keira Knightley) una universitaria feminista que se hartó del machismo en todos los ámbitos y se conectó con el grupo feminista de la universidad. Pero ese no es el único frente abierto. Grupos anarquistas también piensan en boicotear el programa y la participación de Sudáfrica produce reclamos por el apartheid de ese país. De la nada, la organización decide que participe una concursante negra además de la blanca que es la enviada original.
La película, que tiene algunos toques de humor pero no es una comedia, tiene muchos ingredientes y una historia interesante para contar. Apunta sus dardos contra Bob Hope pero no termina de analizar cómo han funcionado los cambios culturales que lo llevaron a quedarse fue de época, tampoco termina de desplegar todos los temas que la película pone sobre la mesa. Sí deja en claro que en el 2020 vemos el machismo de una manera más clara que en esos años y también sorprende que a cincuenta años de los eventos aquí narrados los avances son demasiado recientes en algunos aspectos. Es un gran momento histórico para revisar estos temas.
La representante de Granada, Jennifer Hosten (Gugu Mbatha-Raw) es una de las figuras relevantes entre las concursantes y con ella la película muestra una mirada no hostil hacia las concursantes, lo mismo pasa con las demás. El discurso de todas las personas está debidamente representado, aun cuando la película tenga en claro de qué lado está. La limitación que tiene la historia es la manera académica, correcta y sin particular gracia, con la que está narrada la historia. Da la sensación de que había mucho por hacer y decir. O tal vez el evento en sí mismo no tuvo el peso que uno imagina al comienzo de la película. Interesante el momento narrado, pero desperdiciado en un film sin personalidad.