Sheila (Marianne Jean-Baptiste) es una mujer recién divorciada que vive con su hijo Vince (Jaygann Ayeh). Sus jefes Stash (Julian Barratt) y Clive (Steve Oram) la reprimen con frecuencia por errores laborales insignificantes, y la nueva novia de Vince, Gwen (Gwendoline Christie), la intimida con su presencia. Sheila visita la tienda Dentley and Soper’s para comprar un vestido en días de rebajas. Después de conocer a la enigmática e inquietante vendedora de la tienda, la señorita Luckmoore (Fatma Mohamed), Sheila se siente atraída por un hermoso vestido rojo que se prueba. Luckmoore convence a Sheila de comprarlo. Ese será su error, porque sobre el vestido pesa una maldición y la prenda está muy lejos de ser un simple objeto inanimado.
Lo que sigue es una película de terror que no le tiene miedo a nada. Ni a la sangre, ni al suspenso, ni al humor, ni al absurdo. En un homenaje al Giallo, la película homenajea, plagia, parodia y emula a directores como Dario Argento y Mario Bava. Sei donne per l’assassino (1964) se asoma en varios momentos de este alucinante viaje multicolor.
Peter Strickland, el director de Berberian Sound Studio (2012) y The Duke of Burgundy (2014), realiza una película lisérgica, no apta para amantes de las narraciones clásicas o los relatos ordenados. Consigue genuinos momentos de terror partiendo de ideas imposibles, generando climas que permiten que el espectador crea lo imposible.
En Argentina los hermanos Onetti también se han dedicado a revivir el Giallo en varios de sus films, sin duda porque es un género construido a puro cine, con un esteticismo desaforado que hoy parece extrañarse más que nunca. Aun siendo una derivación clara de otros films, In Fabric es tan divertidamente única que se diferencia mucho de todo lo que se puede ver hoy. Un collage que convierte a sus maestros en cineastas sobrios. Una fiesta.