The Wolf of Snow Hollow es una rara película de terror con tono de comedia dramática. Un sentido del humor que se abre paso sutilmente a lo largo de la historia se combina con escenas sangrientas propias del más puro gore. Misteriosamente también consigue, en esa mezcla de géneros, un espacio para un drama no exento de emoción.
La historia transcurre en un pequeño pueblo nevado en Utah. A la belleza extraordinaria de los paisajes se le contrapone un crimen terrible. En los primeros minutos no queda claro hacia dónde irá la película, su puesta en escena sencilla y sus actores de segunda línea no permiten adivinar el rumbo. El sangriento homicidio ocurre en noche de luna llena y el caso deriva rápidamente a una serie de crímenes que algunos quieren vincular con la licantropía.
Para el alienado protagonista del film, un hombre lobo ya es demasiado. Traumado, alcohólico y con arranques de violencia, John Marshall (Jim Cummings) es un policía que también debe lidiar con su padre anciano, el sheriff Hadley (Robert Forster en su último papel) quien ya debería estar retirado. Su compañera de investigación, la oficial Julia Robson (Riki Lindhome) parece tener el equilibrio que a él le falta.
Una estética inusual que no se tienta con trucos baratos y prefiere una sobriedad de montaje y fotografía funcionales es clave para que la película se vea elegante sin caer en preciosismos. Efectiva, narrativa, entretenida, todo en esta historia funciona. Es sorprendente para el espectador y debe aceptar la combinación de géneros. Una vez hecho esto, The Snow of Snow Hollow se disfruta este inusual film de terror.