Kelly Ferguson es una adolescente brillante pero marginada dentro de su escuela. El motivo es el haber contado que de niña vio un monstruo. Se han burlado de ella desde entonces y por supuesto nadie le cree. Cuesta creer que siendo tan inteligente, bastante simpática y también muy linda, Kelly puede ser marginada. Claramente tiene todo para ser el centro de atención de sus pares.
Una noche, cuando Kelly acepta cuidar al hijo de la jefa de su madre durante Halloween, los recuerdos de aquel monstruo volverán, al descubrir que no era un invento suyo, sino que de verdad hay seres que acechan a los niños por las noches. El pequeño será secuestrado y una sociedad secreta de niñeras se hará presente para ayudar a Kelly luego de que la policía se niegue a aceptar el llamado de auxilio.
Esta comedia de terror para todo público tiene la simpatía esperable y también algunos ingredientes interesantes. La directora es Rachel Talalay, directora de culto por sus primeros films, en particular la excéntrica y personal Tank Girl (1995). Algo de ese film aparece acá, en particular en el personaje de la niñera Liz Lerue (Oona Laurence). El villano, interpretado por Tom Felton, parece inicialmente una especie de Beetlejuice más que un verdadero cuco, y la película le otorga suficiente humor como para que provoque poco miedo. El resto de los monstruos parecen salidos de Monsters, Inc. y no de una película de horror.
Elementos estéticos y resoluciones inteligentes le dan un marco aceptable a una película que busca un objetivo demasiado humilde. Algo de rebeldía se ve en la historia y detalles de incorrección política también, pero nada que sea espectacular. Buena banda de sonido y actores carismáticos. Rachel Talalay, que hace años se ha dedicado a dirigir variados capítulos de grandes series, como Sherlock, Dr. Who o Supergirl, vuelve aquí al largometraje, en una historia que tal vez le recuerde a su primer film justamente la historia de un monstruo que acechaba en los sueños: Pesadilla 6: La muerte de Freddy (1991).