Bol (Sope Dirisu) y Rial (Wunmi Mosaku) son refugiados que huyen con su hija Nyagak de Sudán del Sur, un país devastado por la guerra. En el viaje a través del mar en un bote lleno apenas sobreviven, pero muchas otras personas, incluyendo su hija, mueren en el intento. Llegados a Gran Bretaña, finalmente los aceptan como refugiados. Les asignan una casa humilde y vieja en las afueras de Londres y les dejan bien en claro que deben respetar algunas reglas o volverán a Sudán. Una de esas reglas que no mudarse bajo ningún concepto.
Mientras que él intenta integrarse a la cultura del lugar, ella intenta conservar todo lo que puede las costumbres de su país y los pocos objetos que aún le quedan de Sudán. Pronto descubrirán que no están solos en la casa. Ambos tienen visiones sobrenaturales. Su hija Nyagak se aparece, así como también otro ser misterioso que no conocen. Intentarán descubrir quien ese ser y como pueden hacer para combatirlo. En el medio, los asistentes sociales observan el deterioro de la pareja, lo que pone en riesgo la permanencia del matrimonio de refugiados en Gran Bretaña.
Su casa (His House, 2020) consigue una mezcla exacta de terror fantástico y horror real, apoyado sobre el sufrimiento de los protagonistas y todas las penurias de los refugiados. Como ocurre con los grandes films del cine terror, el director y guionista Remi Weekes sabe que mezclar angustias verdaderas con lo sobrenatural es una fórmula muy efectiva para involucrar más al espectador. La película no pierde el tiempo y desde el vamos juega ese juego que le da excelentes resultados, desde el comienzo hasta el final de la historia. Hoy por hoy, que un film de terror mantenga sus premisas hasta el final es una las cosas más difíciles de conseguir. His House lo logra y además se ve diferente a todo, marcando una gran diferencia por su originalidad.