Leonida Riva, un ex soldado con trastornos de estrés post traumático, está fuertemente medicado y sufre mucho dolor. Angustiado y enojado con el mundo, Riva es un volcán a punto de estallar. Y el momento de estallar llega, cuando su pequeña hija, con la que no vive, es secuestrada. Allí empezará una persecución para atrapar a los responsables y recuperar a la niña. En el medio, sus actitudes lo llevarán a convertirse en sospechoso y sufrirá la persecución de la policía.
Un guión hecho a la medida de un héroe de acción como pudo haber sido en su momento Charles Bronson, luego Mel Gibson y más cercano en el tiempo Liam Neeson. Porque la película parece una mezcla de estos personajes, principalmente del protagonista de Taken. Las habilidades olvidadas y la violencia contenida se apoderan de Riva en una esperable catarata de escenas de acción. No llega al nivel de los mencionados arriba, aunque hay destreza para narrar persecuciones y peleas. Se parece demasiado a lo que vimos muchas veces y no consigue ser tampoco un clásico dentro del género. Acción garantizada, pero a diferencia de Taken, difícilmente pueda disfrutarse más de una vez.