“Mi nombre es Charles Dickens” dice El gran Gonzo, uno de los más queridos y reconocidos de los personajes de Los Muppets. A partir de eso, todo es posible. Esta versión de Un cuento de Navidad (A Christmas Carol, 1843) dirigida por Brian Henson en 1992 es una de las más originales e inteligentes que se han hecho del clásico de Charles Dickens. Una película que, bajo el amparo del verosímil de los muñecos sumado a la lógica del relato de fantasmas, se atreve a poner al autor de la obra a comentar la historia. Una modernidad que fluye de forma simpática y siempre efectiva.
El papel de Scrooge lo interpreta Michael Caine, no es el único actor de carne y hueso que aparece en el film, pero sí el protagonista de la historia. Su maldad en el primer número musical es legendaria. Trabajar en una historia como esta rodeado de muñecos no debe ser nada fácil. Pero Caine se toma en serio un papel que han interpretado docenas de actores prestigiosos. Incluso hubo varios musicales, siendo el más famoso el de 1970, donde el rol principal lo tenía Albert Finney. Comparando ambos films, queda aun más claro el talento de Brian Henson para entender a Dickens y dotarlo de una frescura completamente renovada.
Para los admiradores de Dickens y también de Los Muppets, la película es un show de citas cruzadas, llenas de sentido que aportan capas a la historia. Cuando Charles Dickens dice: “The Marleys were dead, to begin with.” se abre un enigma que recién se resuelve cuando aparecen Jacob and… Robert Marley, interpretados por los viejos de Los Muppets que siempre criticaban el show desde el palco. Por ese motivo el socio de Scrooge se convierte aquí en los socios de Scrooge. Todo el tiempo la película nos regalará esas maravillas. Pero al mismo tiempo captará la tristeza, la desesperación e incluso el lado más siniestro del libro.
Convertir a la más conocida de las historias en una película completamente nueva es un gran mérito. Muchos han logrado resultados o pobres o mediocres, casi la mayoría se quedado en una prolija adaptación. Pero no es sorpresa que sea la factoría Henson la que consiga una vuelta de tuerca capaz de convertir a Un cuento de Navidad en un clásico nuevamente inmortal.