El testamento de la abuela es una nueva prueba del catálogo espantoso que maneja Netflix. Películas sin chance de ser estrenadas en el cine pasan a esta y otras plataformas como si nada. Ponerlas en primera plana equivale a un estreno masivo en cine. Hay que estar atentos para diferenciar un cine de calidad de uno inaceptable.
Netflix en general busca, como es razonable, productos comerciales. El catálogo fuera del cine norteamericano suele ser interesante, pero no cuando se trata de estos títulos comerciales, de género, que intentan ser muy amables con el público, pero en definitiva son un cine malo, por debajo de la calidad de comedias de televisión. En este caso el título ya avisa que se trata de una película familiar, con una matriarca que reparte su herencia en vida, reuniendo a toda su familia para ello. El premio mayor es la casa donde están todos juntos. Con todos los lugares comunes posibles, con personajes gastados, agotados, insoportables.
Recordemos, para peor, que se trata de una trilogía, empezada con El cumpleaños de la abuela (2015) y seguida por La boda de la abuela (2019). El éxito las acompaña, sin duda, aunque no hay un solo chiste gracioso, ni una sola idea visual, ni una actuación tolerable. Otro bodrio del cine mexicano que recorre el mundo gracias a la necesidad de tener catálogo en Netflix. Evitarla como sea, ese es mi consejo.