Cupido motorizado (The Love Bug, 1968) tal vez sea la franquicia más querida de Disney en lo que a live action films refiere. Es decir, películas con actores de carne y hueso, no de animación. Walt Disney había probado suerte tiempo atrás yendo más allá de los dibujos animados y este fue el último film que Walt Disney siguió personalmente antes de su muerte. Muchos detalles inteligentes e ingeniosos posiblemente se deban a esa supervisión del jefe. La historia es la de un auto que se comporta como un ser humano. Tiene personalidad, carácter y aunque no habla sus actitudes y acciones dejan en claro lo que piensa. Si Disney tuvo éxito con los films con animales, su paso a los autos demostró que no se iban a quedar atrás.
El título en Argentina que tuvo la película habla de una de las particularidades del auto protagónico. Herbie, así lo apoda Tennessee (Buddy Hackett) el mecánico y amigo del piloto Jim Douglas (Dean Jones), es un Volkswagen escarabajo modelo 1963 que tiene vocación de casamentero. Su interés por unir a los protagonistas es una de las claves del film. Pero el título original, The Love Bug, responde un poco más a la moda del flower power de aquellos años, incluso algunos hippies a lo Disney aparecen en el film. El afiche original de la película era una flor, incluso. La tipografía de los títulos también iba a la moda de aquellos años. Pero Herbie no solo es un celestino, también es un apasionado de la velocidad.
Este escarabajo blanco con el número 53 (elegido en homenaje a un jugador de beisbol de los Dodgers) se transformaría en uno de los personajes más queridos de Disney y multiplicaría la fama del auto a nivel insospechados. No hubo acuerdo con Volkswagen para el primer film y casi no se ve el logo en toda la película. Los productos derivados de Cupido motorizado llegan hasta el presente. Hubo un casting de autos para ver cual elegían y el más fácil de convertir en algo adorable era el escarabajo.
Jim es un piloto sin demasiado éxito que es elegido por Herbie en una concesionaria de autos perteneciente al malvado Peter Thorndyke (David Tomlinson). El auto es maltratado y Jim, que ama los autos, se enoja. Herbie lo elige al instante. Y también le parece buena idea que Carole Bennett (Michelle Lee), quien trabaja allí, sea la próxima pareja de Jim. Hará todas las tropelías necesarias para que esto ocurra y ese es su encanto. Luego vendrá, claro, el éxito en las carreras, donde el pequeño Herbie se lleva puesto a los más impresionantes autos deportivos.
Pero la esencia de Cupido motorizado, su verdadero encanto y éxito está en su total y absoluto disparate. Hay que dejar la incredulidad atrás y divertirse con los gags más insólitos que uno pueda imaginar. La simpatía de la película es total. El cine ha logrado que sintamos cariño por Herbie, que creamos que se enoja, que le tira aceite a los que se ofenden y que puede tomar decisiones completamente humanas. La película es del mismo año que la serie de animación Los autos locos (Wacky Races, 1968) y se parece en algunos aspectos, aunque Cupido motorizado se basa en Car, Boy, Girl de Gordon Buford y Los autos locos se inspira en La carrera del siglo (The Great Race, 1965). A su vez, la influencia de Cupido motorizado alcanza hasta la exitosa franquicia de Cars (2006). Pero primero hablemos de las secuelas.
La pandilla de Cupido motorizado (Herbie Rides Again, 1974). Tiene otro actores y personajes, pero se repite el único del elenco que no podía faltar. Ahora la dueña del auto es una ancianita, Mrs. Steinmetz (Helen Hayes) que vive en un pequeño edificio que supo ser un cuartel de bomberos y que la única propiedad que no ha podido ser comprada por un poderos magnate inmobiliario, Alonzo A. Hawk (Keenan Wynn). Sí, muy parecido al conflicto de ¡Up! (2009), pero solo en esa idea. Mrs. Steinmetz es la tía del mecánico del primer film, lo que justifica que sea la dueña de Herbie. Como la mujer tiene carácter y es inteligente, al magnate se le ocurre que podría mandar a su sobrino Willoughby (Ken Berry) un joven honesto e inocente que tal vez convenza de vender a la dueña del edificio. La única aliada de Mrs. Steinmetz es una exvecina de ella, Nicole Harris (Stefanie Powers). Herbie volverá a ver la oportunidad de formar una pareja. Ahora sí, Volkswagen armó una campaña descomunal para apoyar a la película.
Si el primer film era un delirio, el segundo lo supera. No tiene la carrera, es verdad, algo que siempre gusta, pero tiene escenas que van más allá de lo que uno podía imaginar que vería en un film que no fuera de animación. Cualquier cosa hace Herbie acá, incluyendo andar por la cornisa de un rascacielos. No pregunten como. En algunos aspectos e inferior al film anterior, pero es más gracioso y lleva las cosas un paso más allá. Varias escenas ya son parte de la historia del cine. Herbie vuelve a ser adorable. Ambos films están dirigidos por Robert Stevenson, un hombre de la factoría Disney. Responsable, nada menos, que de Mary Poppins (1964) y varios títulos relevantes del estudio.
Cupido motorizado enamorado (Herbie Goes to Monte Carlo, 1977) lo tiene a Herbie en Europa, más específicamente en Paris, en una carrera que va de esa ciudad a Montecarlo. Vuelve Jim Douglas como piloto y su asistente y mecánico es Wheely Applegate (Don Knotts, otro clásico de los films de Disney). Pero Paris es la ciudad del amor y el propio Herbie terminará enamorado. Una coupé Lancia le robará el corazón. La piloto de ese auto es Diane Darcy (Julie Sommars) una mujer independiente que lucha contra los prejuicios machistas. Diane y Jim pasarán la película peleándose, pero Cupido tiene otros planes.
Acá sí, en esta tercera entrega la influencia de Los autos locos y otros films de carreras se hace sentir. Los villanos pasan más tiempo haciendo trampa que corriendo la carrera. Para seguir sumando ideas, la película tiene el robo de un diamante en el medio y policía francesa graciosa, una pata de la saga de La pantera rosa (The Pink Panther, 1963) se deja ver. Hay buenos chistes y el delirio sigue, pero la trama ya no tiene la misma frescura. La serie debería haberse cerrado acá.
Cupido motorizado rumbo a Rio (Herbie Goes Bananas, 1980) es la última película de Herbie y no es raro que lo sea, ya que se nota claramente que han perdido al rumbo. Los protagonistas son más jóvenes, pero la estrella de la película es un niño mexicano huérfano que se convertirá en el aliado de Herbie en su aventura latinoamericana. Hay un crucero y el mejor momento de la película es una corrida de toros. Sí, Herbie de torero. Pero el guión está desarmado, los chistes ya no alcanzan, salvo en la escena mencionada, ese simpático absurdo de las películas anteriores. Los últimos dos films están dirigidos por Vincent McEveety, otro director entregado a dirigir para los estudios Disney.
En 1982 Dean Jones volvió al rol protagónico para la serie de The Love Bug. Solo cinco episodios. En 1997 Peyton Reed dirigió un telefilm también para una serie con especiales de Disney y Bruce Campbell en el rol principal. Y finalmente en el 2005 se realizó una producción de Hollywood de alto presupuesto llamada Herbie a toda marcha (Herbie Fully Loaded) y protagonizada por Lindsay Lohan, todavía asociada el universo Disney. Sobre este último film, mejor no hablar. Los efectos especiales de última generación no pudieron ganarle a la belleza artesanal y absurda de los films originales. Los personajes tampoco funcionaron.
Cupido motorizado marco una época. Las versiones en Super 8 para uso hogareño también la volvieron más popular e inmortalizaron varias de sus escenas. Sus chistes simples, su comedia física, su manera de obligarnos a vivir dentro de una nueva lógica y aceptar que un auto es como una persona, son algunos de los hallazgos de la saga. Quienes nos criamos con estas películas nunca miramos un Volkswagen escarabajo sin pensar en Herbie. Nunca, ni una sola vez. Un papel le alcanzó para ganarse nuestros corazones para siempre.