Charles Dickens ha sido adaptado al cine desde que el cine nació. Además, David W. Griffith, el padre del lenguaje cinematográfico, siempre dijo que había tomado de Dickens sus ideas de estructura dramática. Varios de sus textos son favoritos de los cineastas, empezando por Un cuento de Navidad y Oliver Twist. Grandes esperanzas (Great Expectations, 1861) es otro de los textos de reiteradas adaptaciones cinematográficas. La novedad aquí es que se trata de un film de la India y ambientada en el siglo XXI.
Noor (Mohammed Abrar Sheikh), un chico humilde de Cachemira que vive con su hermana mayor y el marido de ella. Noor conoce y se enamora profundamente de Firdaus (Katrina Kaif), la hija de una rica familia de élite en que lo emplea. La madre de Firdaus, Begum Hazrat Jahaan (Tabu), quedó desconsolada en su juventud y desaprueba los sentimientos de Noor por su bajo estatus social. A pesar de esto, Noor y Firdaus se vuelven más cercanos hasta que Hazrat envía a Firdaus a Londres a estudiar, separándolos.
Es fácil reconocer en esa sinopsis, la historia de Charles Dickens, así como algunas licencias poéticas. El comienzo, por respeto al gran director británico David Lean, tiene el encuentro entre el niño y el prófugo, en medio de un espectacular paisaje de Cachemira. Para los admiradores del libro, la fluctuación entre fidelidad y traición será motivo de interés, estudio, enojo y alegría. Quienes hemos seguido esos films, sabemos que hay cosas que siempre se repiten y otras que no saben como mostrar en el mundo del presente. Al transcurrir en Cachemira no solo se aprovecha el paisaje, también los conflictos políticos forman parte de la trama.
También se aprovecha el tema de las diferencias sociales de la India para enfatizar el drama de la novela. Sin aprovechar algunos elementos que son el corazón del libro, la idea de un protagonista de clase baja tiene un peso mucho más fuerte en la India-Pakistán de lo que tendría en otros países. Hay que recordar que la historia transcurre en el 2000, no es una adaptación de época. Un dato curioso es que los personajes leen Historia de dos ciudades, otro clásico de Charles Dickens, aunque no mencionan al autor.
La película no es particularmente inspirada, pero la estructura del libro la ayuda mucho a tener un buen drama con temas y recursos que aportar conflicto. Los paisajes son notablemente bellos y poéticos, y aunque uno haya y listo la historia muchas veces, el ser una adaptación deja un margen para la sorpresa y las ideas originales.