Secuela de Jóvenes brujas que tiene lugar veinte años después del filme original. Lily (Cailee Spaeny), es una adolescente que se muda a la casa de la nueva pareja de su madre Michelle Monaghan. Su cambio de residencia, además de convivir con un padrastro (David Duchovny) y tres hermanastros, supone convertirse en la chica nueva del secundario. Se convierte en objeto de burla de sus compañeros, tres compañeras la invitan a unirse a su grupo. Las amigas son brujas y ella descubrirá pronto su talento oculto.
Tardaron veinte años para hacer una secuela mediocre de una película mediocre. Aunque esta nueva entrega se ve más independiente, de bajo presupuesto y con un espíritu de acuerdo con los tiempos que corren. Es decir que la maldad está centrada en los hombres blancos heterosexuales. Aunque todo film tiene derecho a elegir sus villanos, esta opción pone a la película a la moda y reduce su riesgo a cero. Su afán demagógico no la hace más interesante o perdurable. Se guarda, eso sí, alguna sorpresa para aquellos que disfrutaron el film original.