Martín (Javier Gutiérrez) es un policía que ha sido transferido a otro distrito. Su fama de ir siempre con el manual lo precede. Su primer trabajo es el traslado de un grupo de presos de un penal a otro. Junto con su nuevo compañero, Montesinos (Isak Férriz), emprende esta misión. El micro blindado con calabozos que conduce Martin es una cárcel con ruedas. Además de ellos dos, un patrullero los escolta en medio de la fría noche de niebla que le ha tocado en suerte. Pero alguien tiene un plan para evitar que el traslado se concrete.
Bajocero (España, 2021) es una película de acción construida a partir del espacio cerrado del micro donde policías y delincuentes conviven mientras afuera algo los amenaza. La película tiene muchas vueltas y sorpresas como para ser comparada con los films de acción de John Carpenter o Howard Hawks, en esta idea del encierro y la resistencia. Pero algo toma de ellos y de otros. Su moral, sin embargo, es diferente y la trama se desvía luego en otra dirección.
Filmada con mucha habilidad, con sostenido suspenso y varios momentos muy impactantes, la película se sostiene hasta que en el último tercio alarga la propuesta, yéndose de su rigor inicial. En eso recuerda a Máxima velocidad, cuyo epílogo se fija mucho menos en la memoria porque es menos interesante que el desarrollo. Los dilemas morales de los personajes pasan de la sutileza a la obviedad y vuelta a la sutileza, para que al menos en el plano final imaginemos que no había una decisión correcta y tal vez nunca la haya. Javier Gutiérrez confirma aquí que es uno de los actores más importantes del cine español actual. A él se le debe en parte la efectividad de la película.